sábado, 17 de agosto de 2013

El sentir y el pensar

¿Sabías que tus sentimientos son afectados por tu manera de pensar? Si no quieres que el desánimo te arruine, entonces no medites en tus desilusiones.Si piensas que eso no es cierto, entonces toma 20 minutos o más, y piensa solo en tus problemas. Te aseguro que al final de ese tiempo, tus sentimientos, y quizás tu semblante, habrán cambiado.
Cuando te decepcionas, no te sientes a tener lástima de ti mismo. Aunque las cosas pueden parecer malas, aun tenemos una elección: tener comunión con nuestros problemas o tener comunión con Dios.
Podemos permitir que nuestros pensamientos se detengan en lo malo hasta que lleguemos a estar totalmente decepcionados y arruinados, o podemos poner nuestra atención en todo lo bueno que nos sucede en la vida, y en todas las bendiciones que Dios todavía tiene almacenadas para nosotros en los días venideros.

Los pensamientos son palabras silenciosas que solo nosotros y el Señor escuchamos, pero esas palabras afectan nuestro ser interior, nuestra salud, nuestro gozo y nuestra actitud.


'No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús'(Filipenses 4:6-7)."


Fuente: “Como encontrar ánimo para cada día”
por Joyce Meyer

viernes, 9 de agosto de 2013

Tormentas

Todos sentimos temor en mayor o menor grado ante las tormentas. Hoy en día vemos a los "cazatormentas" que desafían los elementos de la naturaleza y pensamos que no les asusta. En realidad están afrontando sus miedos con mucha osadía. Somos seres vulnerables y dependientes; es lógico que sintamos temor. Conocemos nuestras limitaciones. Ante aquellas situaciones que nos abruman porque nos sobrepasan, sentimos temor. Cuando no las podemos resolver o no encontramos soluciones, cuando escapan a nuestro control, nos sentimos desesperados y necesitados auxilio.
 
En ocasiones surgen circunstancias desfavorables que, si se prolongan, generan crisis y pueden presentarse la desesperanza y la depresión. Pero, no es conveniente quedarnos paralizados o resignarnos. Depende de nosotros decidir y pedir ayuda.  Podemos confiar en Dios que nos dice: “No temas; yo te ayudo”. Pidamos su ayuda que es infalible y poderosa. 
 
Él dijo : “Clama a mí, y yo te responderé” (Jer. 33:3). Confiemos. Nadie que clama a Dios de corazón queda sin ayuda. Él está muy cerca. Que en medio de nuestras tormentas, podamos buscar ayuda en Él.  
Acudamos a Él con confianza. Dios nos ama: envió a Jesús para mostrarnos su gran amor. Podemos confiar en Él siempre y en toda circunstancia. Veremos que Él es bueno, es fiel y cumple su Palabra..