¿Sabés
que sos una persona más especial para Dios? Él te está viendo en este momento tal cual sos y sabe perfectamente de tu
situación, de lo que has hecho mal, de tu dolor y aunque te sientas rechazada, Dios te dice en este momento:
“Vos sos lo más hermoso para mí. Quiero restaurarte,
quiero que sepas que aunque tal vez te sentís miserable, yo veo en vos un valor
incalculable. La miseria que ves en vos, yo la convertiré en una piedra
preciosa, un instrumento de mi amor, para que otros vean las maravillosas obras
que yo puedo hacer. Levantate ahora, criatura mía, sacudite el polvo de tu tristeza y vestite con mi
misericordia. Tomá todos tus harapos y acercate a mí. Vení así como estás. Voy a cambiar esas
ropas que tenés y las transformaré con mi amor. No
pensés que todo es en vano. Yo nunca desecho a quien viene a mí.
¿Te preguntás "Cómo empiezo"? Abrí tu corazón a mi amor, y contame lo que te falta, lo que te aqueja. Poné delante de mí tus debilidades y dejá que yo obre. No esperés que suceda algo mágico; dejame ordenar todo
lentamente. No te sorprendás de que todo se dé vueltas (como no lo imaginabas); mirá que mi mano está construyendo y deshaciendo lo que debe cambiar,
lo que debe ser restaurado.
“Ten misericordia de mí, oh Señor; porque a ti clamo
cada día. Alegra el alma de tu siervo; porque a ti, oh Señor, levanto mi alma. Porque tú, Señor, [eres] bueno y perdonador, y grande en misericordia para con
todos los que te invocan.
Escucha, oh Señor, mi oración, y está atento a la voz de mis ruegos. En el día de mi angustia te llamaré; porque [tú] me respondes. "
Escucha, oh Señor, mi oración, y está atento a la voz de mis ruegos. En el día de mi angustia te llamaré; porque [tú] me respondes. "
Ahora solamente amá, apartate de lo malo y hacé lo bueno. ¡Y te prometo que yo te bendeciré!