El ser humano no puede vivir
sin amor. No es una frase hecha: realmente una persona muere si no recibe amor. Es
un hecho fehaciente. ¡Cuántos relatos hemos oído sobre
vidas que dieron un giro por la intervención de alguien! Alguien intervino en
la vida de un niño y le prodigó amor y cuidados, lo cual lo llevó a ser un
hombre de bien, exitoso y feliz. Intervenciones en vida de adultos o mayores...
¡Cuántas vidas se han salvado porque alguien los amó y en consecuencia hizo algo
por ellos! Los relatos son profusos.
Dios nos
ama de tal manera que intervino en la historia de la humanidad. Íbamos hacia un futuro oscuro
y nefasto lejos de Dios. Pero Él se dio a conocer, envió a su Hijo Jesús para
que nos mostrara el camino al Cielo. Ante todo, para que nos mostrara ¡de
qué manera nos ama nuestro Creador! Jesús el Hijo de Dios murió en la cruz para
que nosotros tengamos vida por siempre, y resucitó para rescatarnos y
darnos un futuro feliz.
Todo lo que nos pide Dios es que creamos en Él y
confiemos en Su amor. Recibí a Jesús en tu corazón como Señor y Salvador. Su amor nos transforma en hijos
de Dios herederos del Cielo y la vida eterna.
Te ama de tal manera Dios que no
duda en intervenir en tu realidad, aquí y ahora, para darte una vida diferente.
De tal manera te ama Jesús que murió y resucitó para que no mueras si no que
vivas para siempre.
Él está con vos, esperándote para darte el mayor
regalo: ¡la verdadera vida!