viernes, 21 de diciembre de 2018

Navidades

¡Han pasado tantas Navidades! La Navidad es una fiesta. Es una celebración. Es la celebración de un cumpleaños: el día que nació Jesús. No es un cumpleaños como tantos. Tal es así, que ese nacimiento dividió la historia de la humanidad  en dos: Antes de Cristo y Después de Cristo. Desde que Él nació, ya nada fue igual. Trajo la vida abundante para el ser humano. Es más: ¡nos trajo la vida eterna! Nos trajo perdón, libertad de la culpa, paz, reconciliación, propósito... ¡la salvación! El Hijo de Dios vino a la tierra para reconciliarnos con Dios.

Cada generación recuerda y celebra ese momento histórico inigualable: Dios se hizo hombre para rescatarnos de la muerte y darnos vida para siempre. Dios lo hizo todo para regalarnos el Cielo. 

Que en esta Navidad muchos puedan conocer a Jesús de manera personal, hablar con Él, aceptarlo como Señor de sus vidas, y entender que pueden ser amigos del Amigo perfecto, Jesús, que murió y resucitó por cada uno de nosotros.

¡En esta Navidad, celebramos a Jesús, nuestro amado Señor y Salvador! 

"De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:16).

miércoles, 28 de noviembre de 2018

Perdonadores

A los seres humanos nos cuesta perdonar. No debería ser así, porque todos fallamos, todos pecamos, todos somos falibles y pasibles de equivocarnos. Todos en absoluto. No obstante, cuando otro falla, nos sale casi automáticamente el deseo de juzgar y sentenciar. "Merece esto porque hizo aquello". Y no damos lugar a otras opciones. Cuanto más jóvenes somos, más adecuada y lógica nos parece esa reacción. Nos sentimos justicieros. Con el transcurso del tiempo adquirimos, quizás por experiencia, una actitud más sabia: la de tener empatía, consideración; analizar sin sentenciar y procurar ayudar e incluso perdonar y restaurar.

Recordamos que nosotros nos equivocamos muchas veces, y otras tantas actuamos igual, o peor, en circunstancias similares. "Nos ponemos en sus zapatos", y tenemos compasión.

Dios nos enseña a perdonar, a no devolver mal por mal, a buscar la paz y seguirla y a ser compasivos. Esto es tan importante, que establece que, si no perdonamos a otros sus ofensas, Él no puede perdonarnos las nuestras. Es muy importante. Y tiene que ver con lo profundo de nuestro ser, con el corazón, con el amor, y conque somos hijos de Dios. Dios tiene especial interés en que seamos transformados y busquemos ser más como Él. ¡Y nuestro Dios es bueno, compasivo y perdonador!

Pidámosle su ayuda, sobre todo en esos momentos en que sentimos que no podemos perdonar o pasar por alto una ofensa. Seamos sinceros porque Él sabe todo y nos ama. Podremos comprobar que viene en nuestra ayuda, ablanda nuestro corazón, aquieta el alma quitando el enojo, el rencor y el deseo de venganza. Y nos ayuda a perdonar, y nos perdona. Nos llena el corazón con su paz. Y podemos comenzar otra vez con una conciencia limpia y fortalecidos por Él.

Ese es nuestro Dios. Nos dejó su ejemplo, sus enseñanzas, sus mandamientos, pero no nos dejó solos: acude en nuestra ayuda siempre. ¡Gracias a Dios por su bondad!

viernes, 19 de octubre de 2018

Su amor no cambia

Dicen que todo cambia. Hasta la naturaleza, aunque tiene leyes inmutables, cambia su apariencia con la intervención humana. Las personas cambian. Los tiempos. Sin embargo, el Creador de todo lo que existe nunca cambia. Él es el Dios eterno, el misericordioso, el Dios de amor, el Todopoderoso, el Perfecto. La Biblia, Su Palabra escrita, dice que "en Él no hay mudanza ni sombra de variación". Lo que Él dice lo cumple. Jamás miente. Es siempre fiel. Él nos ama con un amor eterno.

Ha preparado un lugar en el Cielo para  quienes confiamos en Él. Y ¡Él no cambia de opinión como los humanos! Su amor no ha cambiado: sigue siendo infinito, incondicional. Su misericordia y su favor no tienen fin. Él es un Dios bueno, santo y justo; lleno de bondad y clemencia. Sólo nos pide que creamos en Él, y entendamos que fuimos creados para conocerlo y vivir en su compañía. Esa es la verdadera dicha y lo que llamamos felicidad. 

Jesús, el Hijo de Dios, vino a la tierra para mostrarnos cómo es Dios y contarnos sus planes eternos.

Murió en la cruz y resucitó para mostrarnos que nos ama de verdad. Para que podamos vivir para siempre. Si creemos en Jesús, Dios nos adopta como hijos suyos y nos regala esa vida indescriptible y bella.  En Él hay plenitud y vida eterna. 

Te animo a creer en Jesús, a creerle a Dios. Experimentá el conocerlo como Dios, como Padre y como tu mejor Amigo.

martes, 18 de septiembre de 2018

Inimaginable

La imagen que uno tiene del padre es muy significativa. El impacto que produce la figura paterna en los hijos es muy importante. Nuestro padre puede haber sido muy bueno y nos ha dejado un recuerdo magnífico, pero a veces hay personas que tienen padres ausentes, o son huérfanos, o han tenido padres que no supieron o no pudieron por alguna razón, mostrar su amor y dar lo mejor de sí. 
 
Todos los padres, en menor o mayor grado, comenten errores o fallan. Sin embargo, Dios, nuestro Creador, es el Padre Perfecto. El Padre bueno. Él no falla, no miente. Todopoderoso y compasivo. Dios nos ha creado para  bendecirnos en especial manera. Él es el único que puede darnos vida eterna: nos acompaña cada día aquí en la tierra y también en la eternidad que preparó para que vivamos con Él. Las cosas que Dios ha preparado para nosotros son increíblemente maravillosas, inimaginables.
 
El Creador de todo nos ama de tal manera que quiere que seamos sus hijos. Todo lo bueno que ha hecho lo ha hecho pensando en nosotros.
 
La Biblia dice  "...si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre que está en el cielo dará cosas buenas a los que le pidan" (Mt. 7:11, NVI). Él hace mucho más de lo que pedimos o entendemos. ¿Te parece imposible tu petición? Para Él no hay imposibles. Podés hablarle como a un amigo, podés pedirle lo que necesitás.
 
Jesús murió y resucitó para que podamos acercarnos a Dios confiadamente, como Padre nuestro, y amigo.

Dios es bueno, y anhela que lo conozcamos y confiemos en Él. Basta con pedírselo; basta con buscarlo, y se dará a conocer. Es lo mejor que puede ocurrirnos en toda la existencia: conocer al Dios que nos ama y nos dio la vida.

martes, 28 de agosto de 2018

Futuro eterno

A todos nos preocupa el futuro en alguna manera. A medida que crecemos tratamos de prever, de construirlo. Soñamos, ponemos metas y objetivos, planificamos, hacemos lo mejor que podemos con lo que tenemos y vamos por más en pos de ese futuro que anhelamos para nosotros y para los que amamos. Somos así. Quisiéramos poder hacer todo eso, lo que consideramos mejor. Pero, no siempre resulta como lo queremos. Y está bien, porque es parte de la vida y del crecer. Los padres, además, procuran ser parte y ayudan a construir el futuro de sus hijos, sus bases.

No obstante, hay un futuro más lejano. Un futuro que muchos desconocen y que escapa a nuestra consideración. Hay un futuro preparado por Dios. Como Padre Perfecto, preparó de antemano un futuro de gozo, de bien. ¡El mejor futuro! Un futuro eterno. Nos preparó el mejor lugar, con Él, el Cielo. Inefable. Indescriptible. ¡Maravilloso!

Nuestra vida no termina acá en la tierra. Somos seres trascendentes. Imaginate cómo nos ama Dios, que preparó no sólo nuestra vida terrenal sino una vida eterna. No nos dejó solos. Él se hizo cargo. Proveyó todo lo necesario. Estábamos lejos de Él, perdidos en nuestro vagar y en nuestros argumentos, pero Dios envió a Jesús, su Hijo, para llevarnos de regreso a Él, para perdonar nuestro pecado y librarnos del mal y de la culpa. Por la fe en Jesús podemos ser hechos hijos de Dios. 

Dijo Jesús: “No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también en mí. En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas; si no fuera así, ya se lo habría dicho... Voy a prepararles un lugar. Y, si me voy y se lo preparo, vendré para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán donde yo esté.” Juan 14:1-4, NVI. El Cielo es nuestro Hogar. Hay un futuro dichoso y eterno preparado para todo aquel que acepte el amor de Dios y confíe en Él. Comprobalo por vos mismo.

viernes, 6 de julio de 2018

Relativo

En este mundo de hoy todo parece relativizarse. Y "lo relativo" o "la relatividad" parece invadir todos los ámbitos. Podemos llegar a creer que todo es relativo, cuando, en realidad, no lo es. Se suele oír: "Es tu punto de visto, es tu opinión, por eso es relativo. Porque cada uno tiene su perspectiva personal". Sin embargo, no todo es relativo. 
 
En el universo hay reglas, que llamamos leyes; las que rigen los movimientos, órbitas y tiempos de los cuerpos celestes, y tantas otras que quizás desconocemos. En la naturaleza también hay leyes; en la biología y en la zoología, en la física. La ciencia las comprueba y las reconoce. De la misma manera existen normas que llamamos morales, y nuestra conciencia las conoce. Podemos, como humanos, discernir lo bueno de lo malo por la conciencia -el sentido innato. Todo eso NO es relativo ni sujeto a opiniones ni perspectivas individuales. 
 
La ciencia ha tenido que admitir, ante la evidencia, que existe una "Causa primera" que dio origen a todo lo que existe. Las leyes universales y naturales e incluso la experiencia, muestran la existencia de las leyes morales "escritas" en nuestra conciencia, de manera que todos sabemos cuando algo "está mal". Quien puso esas leyes, quien rige todo lo creado, quien dio al ser humano la conciencia y la moralidad es el Creador de todo, la "Causa primera", a quien nosotros conocemos como Dios. 

La Biblia, el libro que nos revela Quién es Dios, dice que todo lo creado existe porque Dios lo hizo para el ser humano. "Y vio que era bueno", dice la Biblia. Dios creó todo lo  bueno para que lo disfrutemos. Somos administradores de este planeta, ahora en crisis. Dios es real, un Dios grande y lleno de amor que quiere que lo conozcamos y seamos sus hijos. 
 
De tal manera Dios amó al ser humano que envió a su Hijo, Jesucristo, para morir y resucitar por nosotros para que hallemos camino al Cielo. La Biblia dice que a todos los que creen en Jesús, a todos los que lo reciben como Señor y Salvador, Dios les da el derecho de ser hijos de Dios. El que cree en Jesús tiene vida eterna. Y todo es gratuito, porque Dios no quiere que nadie se pierda. Es por fe, por creer en Jesucristo y en lo que hizo por nosotros.
 
Y esta es una verdad comprobable: vos podés comprobarlo. Podés disfrutarlo, en esta vida, y después de esta vida, en el Cielo que Él preparó para los que le aman. Millones y millones a lo largo de la historia lo hemos comprobado: ¡Dios es bueno! ¡Dios es real! ¡Dios nos ama!
Hablá con Él y comprobalo por vos mismo.

jueves, 14 de junio de 2018

Descubrí esa vida

Si nos proponemos podemos hallar momentos de quietud. A algunos quizás les parezca imposible. Pero depende de nosotros. Un minuto puede hacer la diferencia. Detenernos y respirar hondo, contemplar un instante el cielo. Dejar el celular y mirar el paisaje mientras viajamos. Bajar el ritmo y disfrutar el café. Escuchar con atención dejando lo demás. Deternos en la mirada. Un momento, pequeñas coass, pueden ser muy importantes. Corremos demasiado la mayoría de las veces.

Dios nos conoce y nos llama a calmarnos y descansar en Él. La oración es un mandato de amor. Dios pide que oremos a solas con Él, porque sabe cuánto necesitamos eso. Dios no necesita que oremos; Él no necesita nada. Nosotros sí. Cuando cerramos la puerta para orar a solas, "apagamos" todo lo demás. Eso aquieta nuestra alma y beneficia incluso nuestra salud. Conversar con Dios en oración es un regalo que Dios nos da. Hay una vida diferente y maravillosa que nos espera cuando nos habituamos a esos tiempos de hablar con Dios. Hay una vida en Dios cuya riqueza inimaginable debemos descubrir cada día.

martes, 15 de mayo de 2018

Amor que transforma

Creo que no hay nada tan gratificante como el hecho de que nos amen tal cual somos. Nos sentimos muy bien cuando nos aceptan con nuestras virtudes y defectos, nos comprenden y perdonan y nos ayudan a mejorar. Sin embargo, es una responsabilidad individual el procurar ser mejores personas. No debemos quedarnos en que tenemos "mal carácter" y todos lo deben aceptar. El conocerse implica buscar corregir las conductas y hábitos que pueden resultar nocivos.

Dios me ama tal cual soy. Pero si creo en Él y recibo su amor, ese amor único ¡me transforma! Y no seré igual desde ese mismo momento. Es una verdad maravillosa que revoluciona nuestro pensar y nuestro andar. Ya no somos los mismos cuando aceptamos el amor de Dios. La Biblia lo llama “nacer de nuevo”. Somos nuevas personas. Con una vida nueva, espiritual y preciosa. Dios comienza a hacer una obra inexplicable en nuestro interior. Solamente el amor de Dios nos perfecciona día a día.

 La existencia es hermosa porque es un regalo de Dios, pero la vida como hijos de Dios es maravillosa y para siempre. Recibimos un corazón nuevo y el poder para vivir de una manera diferente, que agrada a Dios. Nos da una nueva perspectiva y nos revela sus propósitos, sus planes. Dios preparó de antemano nuestro futuro, un futuro de gozo, ¡para siempre!

"Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa" (Romanos16:31).

viernes, 6 de abril de 2018

Espera activa

Nos resulta más fácil poner manos a la obra, que esperar. A muchos nos resulta fácil lindar con el hiperactivismo sin ninguna culpa, que esperar.

Analizamos qué hay que hacer y procuramos "hacerlo ya". A veces es necesario, pero no siempre. Muy a menudo, lo primordial es esperar, preparar y actuar en consecuencia. Los resultados probablemente serán mejores. Lo sabemos, y frecuentemente lo olvidamos en medio del impaciente trajín diario.

El tiempo de espera puede ser muy fructífero. Esperar no significa estar inactivos, pasivos y ociosos. Consideremos y analicemos, seamos cautos y prudentes, teniendo en cuenta las diferentes variables y posibilidades. Ocupemos el tiempo para proyectar, planificar, organizar en vez de lanzarnos a "la aventura sin límites".  Y después, seguramente celebraremos esa decisión.

Que Dios sea parte de nuestra vida. Que Él tome parte en nuestras decisiones. Aunque nos ha dado libre albedrío para decidir lo que consideremos mejor, Él puede y quiere ayudarnos. Quiere evitarnos fracasos y problemas innecesarios. y guiarnos para que seamos más sabios. 

"Pon en manos del Señor toda tus obras, y tus proyectos se cumplirán" (Proverbios 16:3, NVI)



lunes, 5 de marzo de 2018

Acompañados

La soledad es uno de los males que azota al mundo. En este siglo XXI, más aún. Las multitudes no disminuyen la soledad. A veces la  aumentan. No por estar rodeado de gente se está acompañado. Muchas personas están juntas y se sienten solas. Muchos viven aislados en sí mismos. La tecnología nos acerca o nos aleja: depende de nosotros.

Dios, que nos ama,  es el único que puede liberarnos de la soledad. Esa soledad que enferma a muchos y les roba la alegría y la fuerza. Dios nos creó para vivir en compañía y disfrutar de la compañía. No obstante, el pecado nos separó de Dios, nos alejó de nuestro Creador, y nos hizo conocer la soledad: nos sentimos solos y vacíos. Nos falta algo que no podemos conseguir en ninguna parte: sólo Dios puede quitar ese vacío interior con su presencia, ¡con su maravillosa compañía! 

Por eso envió a Jesús. Jesús vivió, murió y resucitó para llevarnos de regreso al Padre, para darnos una nueva vida. Para que Dios sea parte de nuestra vida. Cuando le damos a Él la dirección de nuestro corazón, Él ordena todas las cosas, nos sana, nos bendice y nos libera de ese vacío que trajo soledad. 

Cuando aceptás a Jesús en tu corazón, como Señor y Salvador tu vida es inundada de paz y de propósito. Los vacíos desaparecen. Y ese sentimiento de soledad también. Cuando tenemos a Dios a nuestro lado, siempre estamos acompañados ¡y bendecidos! De esa manera, nuestro vínculos con otros serán más significativos: al estar con otros llevaremos la paz y la alegría con que Dios nos llena cada día. 

Mi anhelo es que encuentres a Jesús y disfrutes de su compañía, como Él lo prometió: "...les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo." (Mateo 28:20, NVI)

lunes, 5 de febrero de 2018

Futuro

El futuro siempre parece incierto. Sin embargo, con Dios en nuestra vida, podemos vivir sin temor al futuro, confiados. Dios ha preparado cosas hermosas para quienes lo aman. Lo dice en su Palabra escrita, la Biblia. También nos ha dejado promesas maravillosas, para esta vida y para la vida venidera. Él siempre estará con nosotros, todos los días. Nos escucha y nos responde. Él es nuestra ayuda. Nos protege en todo momento. Nos ayuda a crecer y desarrollar todo lo que ha puesto en nosotros. Nos dirige para cumplir el propósito de nuestra vida y, a la vez, bendecir a los demás. 

Respecto del futuro, dijo Jesús: "No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también en mí. En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas; si no fuera así, ya se lo habría dicho a ustedes. Voy a prepararles un lugar. Y, si me voy y se lo preparo, vendré para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán donde yo esté.  Ustedes ya conocen el camino para ir adonde yo voy" (Juan 14:1-4, NVI). 

En este nuevo año, confiemos en Dios. Busquemos a Dios. Hablemos con Dios. Conozcámoslo más. "Yo soy el camino, la verdad y la vida", dijo Jesús.

Dios, que no miente,  prometió un futuro de dicha por la eternidad. ¡Bendita certeza! ¡Dichosos los que confían en nuestro Dios!

Cristo Jesús vivió, murió y resucitó para darnos vida, vida abundante y vida eterna.  Por la fe en Él, Dios nos da una vida nueva, un nuevo corazón, ¡un nuevo futuro!  
"Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros" (Romanos 5:8).
 
¿Creés que Jesús es el Hijo de Dios? ¡Cuánto te ama Dios! Si aceptás a Jesús, si le rendís tu vida, si dejás que Él sea el Señor de tu corazón, ¡te sorprenderás!

lunes, 8 de enero de 2018

Él te despertó


Abrís los ojos y comenzás el día. ¡Tan lindo y rutinario es eso! Un día preparado para vos. Flamante y único. Para crecer y concretar logros, perseguir metas; para avanzar. ¡Dios te ama tanto! Él está interesado en tu vida. Hoy te levantaste porque Él te despertó. Dios te da vida. La Biblia dice que Él es el Autor de la vida. Él nos regala cada instante.
 
Qué estés vivo hoy significa que Dios tiene un propósito para tu vida. Él quiere que lo conozcas. Jesús vino para mostrarnos a Dios, su Persona, su amor y su bondad, sus atributos y sus planes de bien. Él murió y resucitó para que todos podamos conocer a Dios.
 
Dios amó tanto al mundo que dio a su Hijo, para que todo aquel que cree en él, no se pierda, sino que tenga vida eterna. Todo el que recibe a Jesús en su corazón, creyendo en lo que hizo por nosotros, es hecho “hijo de Dios” y Dios es su Padre.
 
En Dios hallamos una nueva vida. Tenemos un presente y un futuro diferentes y con paz. Podemos andar sin temor porque Él es nuestra ayuda y nuestro escudo. Aun después de la muerte, Él nos acompaña, porque el Cielo es nuestro Hogar. La bondad de Dios hizo posible todo eso. Su amor sin condición. Te lo ofrece hoy. ¡Podés aceptarlo libre y gratuitamente!  

Podés decirle: “Dios, yo creo en tu amor, y en Jesucristo tu Hijo, que murió y resucitó por mí. Me arrepiento de lo malo y acepto todo lo bueno que tenés para mí. Dame un corazón nuevo. Haceme una nueva persona.  Llená mi corazón y sé mi Señor y Salvador. Quiero conocerte más y vivir como te agrada. ¡Gracias por tu amor! Gracias por no dejarnos jamás. ¡Yo te recibo y te doy gracias!”