Crecer lleva tiempo. En lo natural y en el desarrollo de nuestro potencial también. La formación integral es profunda, compleja y requiere perseverancia, dedicación y amor. Crecemos como individuos en múltiples facetas y formas.
Crecer
es más fácil cuando creemos en Dios y confiamos en su gran amor. Cuando
el amor de Dios crece en nuestro corazón, eso significa que somos un
poquito más como Él. Significa que Él está transformándonos para ser
mejores personas. Él preparó de antemano los talentos y capacidades que tenemos y preparó además un plan para nuestra vida. Nuestro futuro es dichoso con Él.
Progresamos, buscamos desarrollarnos en todo. Pero, ser cada día más como Él es la meta que nos llevará toda la vida. Mi oración "Yo quiero ser como Vos, Señor" debe ser un anhelo diario.
Yo
elijo cada día vivir con su compañía. Elijo avanzar, pero con su
ayuda. Elijo construir y edificar. Elijo obedecer a Dios porque yo lo
amo y Él me ama con amor eterno.
Sé que su
poder infinito me sostiene y me sustenta. Con Dios en nuestra vida,
todo es grandioso porque resulta para bien. ¡La vida misma es una
estupenda aventura!