jueves, 31 de diciembre de 2020

Sin duda

¿No te ha pasado que, al pensar en todas las creencias y religiones que existen, te preguntes qué hay de verdad en ellas? Y ¿cuál es la verdad sobre Dios? Son valiosos interrogantes. Dudas preciosas que pueden conducirnos al Dios verdadero. Si buscamos conocer la verdad sinceramente, la conoceremos. Si queremos conocer a Dios, lo haremos. ¿De qué manera? Preguntándole a Él. a Dios mismo. Él sabe de nuestras dudas y de nuestro deseo de conocerlo, incluso antes de que se lo digamos.

 "Al que a mí viene, no lo rechazo", dijo Jesús (Juan 6:37). Dios es un Dios que acepta, que perdona, que ama infinitamente.  Dios es un Dios que responde. El Dios verdadero que se da a conocer.

"Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí", dijo Jesús (Juan 14:6). Dios envió a Jesús, "para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna". Creer y confiar.

No te quedes con dudas. Podés dirigirte a Dios y hablar con Él; pedirle que te muestre la verdad. Y lo conocerás, sin lugar a dudas. ¡Te sorprenderás! No sólo te responderá sino que, además, te llenará de paz y de alegría  cuando decidas confiar en Él.

domingo, 27 de diciembre de 2020

Será mejor

Pasamos un año juntos, como humanidad, ocupados y preocupados por lo mismo. Este fin de año llegó muy esperado, con el anhelo de un año mejor. Sin covid19, sin estupor, sin estadísticas mundiales espantosas, con vacunas y más tranquilidad. 
 
La humanidad arrinconada por un virus. Nuevo clamor y nueva esperanza. ¿Entenderemos que nos necesitamos, más allá de las fronteras, de la política, y de las diferencias? 

Este diciembre nos inunda esa tendencia innata de esperar lo mejor. Será mejor. Honramos a los que luchan por el bien común y por el prójimo. Damos gracias a Dios porque Él es bueno y su bondad es para siempre. Porque Él no está ajeno a lo que pasa en este mundo. Él está obrando a nuestro favor. Él está muy cerca de nosotros, siempre. Incluso ahora. 

Dios nos regala un año nuevo. Confiemos en Él agradecidos, porque hay esperanza.

lunes, 21 de diciembre de 2020

¡Celebramos que Él vino!

Jesús, el Hijo de Dios vino a la tierra, nació, murió en la cruz por nosotros y resucitó conforme su promesa para darnos el acceso al Cielo junto a Dios. ¡Vino a salvarnos!  
Vino a librarnos del pecado y de la muerte. Vino a darnos la vida eterna. Vino a darnos una vida con sentido y con propósito. Vino a darnos el gozo de la salvación. 
Vino a buscarnos, porque estábamos perdidos, lejos de Dios, y no podíamos volver a Él sin su ayuda.
 
En la Navidad celebramos que Jesús vino a rescatarnos porque nos ama con amor eterno. Celebramos su nacimiento y con él todo lo que Dios hizo, hace y hará. Porque Él tiene planes de bien y no de mal. ¿Cómo no celebrar?

"Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo", dice la Biblia. Que esta Navidad sea un tiempo en que podamos conocer a Jesús de una manera especial, como nunca antes. Darnos cuenta de que Él es nuestro tesoro más preciado: ¡Jesús, el Señor!

miércoles, 16 de diciembre de 2020

Amor sublime

Cuando de amor se trata, se habla mucho, se escribe mucho, se especula mucho. Se dice que se acaba, que cambia, que se agota, que "muta", como si pudiera cambiar su esencia y transformarse en otra cosa, hasta en odio -afirman algunos- y terminar. Pero, en verdad, el amor nunca deja de ser. Nunca se extingue.
No hay muchas clases de amor: El verdadero amor es único. La pureza lo distingue y lo destaca. Lo demás, es el conjunto de expresiones del mismo amor sublime e incomparable, que sólo se conoce cuando se lo recibe. Aquel que es origen de todo. Que escapa a nuestro entendimiento y al análisis de nuestra razón. Que no tiene límites, ni fin. El eterno amor de Dios. 
Sin él nada existiría. Nutre a todo amor verdadero. Da vida a cada faceta del amor humano en que se vislumbra la bondad de Dios. El cariño, la ternura, el amor conyugal, el filial y fraterno, la amistad y el compañerismo, todo eso es posible, por el Amor sin igual que lo origina. ¡Sublime amor, incomparable!

Todo el amor que conocemos es un reflejo del amor de Dios.Toda forma pura de amor proviene de Él. 

Dios nos ama y ha puesto en nosotros esa capacidad de percibir y de recibir su amor; de vivirlo y compartirlo.  Podemos descubrirlo en los actos de bondad, de altruismo, de generosidad, de sacrificio por amor al prójimo. Maniféstandose en todo lo bueno. 

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna (Juan 3:16).  

 


miércoles, 9 de diciembre de 2020

En los detalles

¿Te abruman algunas situaciones, buscás respuestas y no entendés qué pasa? Quizás las cosas no se ven con claridad. Nunca podemos ver el cuadro completo de lo que sucede. No vemos los detalles. Dios sí los ve. Él cuida de nosotros. Nos pide que miremos con fe las circunstancias que vivimos porque la fe ve mucho más allá que nuestros ojos. Más allá de lo que vemos y sentimos, hay una respuesta preparada por Dios. 
 
Él es un Dios bueno que trata con los detalles y dispone de antemano todas las cosas. Nuestras dificultades y necesidades nunca  le sorprenden. Nada lo toma por sorpresa. 
 
No encerremos la mirada en nuestro entorno inmediato, en las circunstancias. Dejémonos guiar por Dios, sencillamente. Confiemos en su amor y en su bondad infinita. Él quiere siempre lo mejor para nosotros. Hará lo mejor para nosotros aunque no se vea claramente todavía. 
Vendrá lo mejor. Sin dudas, y entonces, también tus ojos lo verán. Ciertamente, lo que ahora no ves, lo verás después. Si confiás en Dios, la respuesta ya está en camino. 

sábado, 28 de noviembre de 2020

Lo encontrarás

¿Te acordás  de "Las escondidas"? En el juego, todos los participantes se esconden y uno de ellos los busca, tratando de ganar, descubriendo su escondite uno por uno. No es fácil.  Pero, sí es fácil encontrar "a quien quiere ser hallado": el tal, se asoma, se hace ver. 
 
Muchas personas piensan que Dios está lejos, o que se esconde, o que es difícil conocerlo y saber de Él. Pero, ¡Dios quiere ser hallado! Él no se esconde. Todo aquel que quiera conocerlo, lo conocerá; quien quiera, de corazón, hallarlo, lo encontrará. Porque Dios también así lo quiere. Él envió a Jesús para lmostrarnos el camino.

Quizás parezca, como algunos dicen, que no necesitamos a Dios, que podemos vivir "sin él". Pero, en realidad, todos tenemos una necesidad del alma que sólo Dios puede satisfacer: Conocer a Dios. Admítanla o no, allí está. En forma de vacío, insatisfacción, falta de propósito. Incluso en la opulencia, existe un sentido de "¿esto es todo en la vida, no hay algo más?" Porque nuestra alma lo necesita. Esa necesidad de Dios sólo la puede suplir Dios mismo; ninguna otra cosa. Ni logros, ni bienes materiales, ni personas, ni falsa espiritualidad, ni ritos religiosos. Solamente Dios aquieta el alma con la paz y la plenitud que anhela.
Y vos, ¿ya conocés a Dios? Dios nos ha dicho: "Si me buscan de todo corazón, podrán encontrarme" (Jeremías 29:13, NTV).  ¿Cómo lo busco? Hablando con Él, abiertamente, contándole lo que pienso, lo que busco, lo que quiero. Diciéndole que quiero conocer la verdad sobre Él, sinceramente.
 
Te aseguro que te sorprenderás y verás que Dios es real, que Dios es bueno. Sabrás que Dios te estaba esperando para hablarte y para darte una vida nueva y mucho más de lo que imaginás.

miércoles, 25 de noviembre de 2020

Confiemos

En estos tiempos quizás resulta más fácil que el temor nos intimide. Quisiéramos que todo fuera "como antes", como antes de la pandemia. Pero, tenemos la riqueza de la vida. Tenemos oportunidad. Tenemos futuro. Extrañamos encontrarnos con amigos y matear con un solo mate. Reunirnos a tomar café. Caminar por las plazas respirando hondo. Darnos un abrazo fuerte. Salir sin tapabocas. Pensamos si recuperaremos todo eso. Pensamos en las complicaciones que surgieron. Pero estamos vivos, y no es poca cosa.

Para algunas personas la pandemia trajo soledad. Lo descubrieron al estar en casa. Al estar solos o sentirse solos en familia. Dios es real y lo ve todo. Nunca estás solo: Dios está con vos. Podés hablarle de tu soledad, de tus temores; de esas crisis que surgieron en casa, de tus anhelos y hasta de tus necesidades materiales. Él quiere ayudarte. 

Él quiere ayudarnos. A todos. Por eso, volvamos nuestros corazones a Dios. Hagámoslo parte importante de nuestra vida. Podremos superar todo temor, toda carencia. Sanará nuestras vidas, la familia. Volveremos a disfrutar lo bueno como nunca y seremos transformados otra vez. Dios tiene planes que no imaginamos. Confiemos en Él. Él  no ha cambiado: sigue amándonos de la misma manera.

 "Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos"  (Hebreos 13:8). 

 

jueves, 12 de noviembre de 2020

"No lo merezco"

En este mundo de hoy puede ser difícil creer que alguien nos dé algo y nos haga bien sin pedir nada a cambio; sin merecerlo. La experiencia de siglos nos marcó: nos parece que hay que hacer algo para recibir algo; que debemos "ganarnos" todo. Sin embargo, Dios nos enseña algo revolucionario: "el favor inmerecido", la gracia, el recibir algo bueno sin hacer nada a cambio. Nos enseña a recibir.

Algunas personas no creen que Dios existe, otras reniegan de Él, o se enojan. Otras hacen mal a sabiendas, actúan con rencor y sin piedad. Otras se creen autosuficientes aunque saben que, en realidad, no lo son. Luchan con sus fuerzas creyendo que podrán resolver todo. No merecemos el amor de Dios, su bien, su interés por nosotros. Es cierto. No merecemos su ayuda. Sin embargo, Dios nos ama y nos ayuda, de todos modos y a pesar de todo. Eso es "la gracia de Dios": su amor incondicional puesto en acción, a favor de cada uno de nosotros.
 
Dios hace salir el sol sobre buenos y malos. Hace llover, sobre buenos y malos: porque Él es bueno. ¿Quién sabe si el malo recapacitará al ver la bondad de Dios? "Hice mal,  pero Dios me ha permitido ver el sol otra vez. Estoy vivo." O, quizás piense: "Hice mal, pero Dios ha bendecido mi cosecha". Dios sigue dando oportunidades a todos para recibir su amor y tener una genuina relación con Él. 
 
Todos podemos recibir ese amor. Vos también. Aunque digas "No lo merezco". Ninguno lo merecemos. Pero no es por lo que somos o hacemos: es porque Él es bueno. No nos enfoquemos en nuestros méritos, competencias o capacidades, sino en la bondad de Dios.
Nos ofrece la vida eterna por medio de Jesús. Es un regalo de Dios. Él solo quiere nuestro bien y felicidad. Siempre.  ¿Parece demasiado bueno para ser verdad? Tal vez, pero ¡es verdad! Sin merecerlo, Dios nos da todo lo mejor. Muchísimo mejor de lo que jamás podríamos imaginar.

jueves, 5 de noviembre de 2020

Hay esperanza

Una de las cosas que más abate el alma es la desesperanza, el pensar que no hay salida, o posibilidad de cambio. Si las cosas parecen no ir bien, no te desesperes. Porque ciertamente hay esperanza. Hay posibilidad de que las cosas cambien. Hay una salida. 

Lo sé. Porque Dios, el Creador de todo, se llama “Dios de esperanza”. En él podemos confiar. Él no falla jamás. 

No sólo renovará tu esperanza sino que, además, te devolverá la alegría y la paz.  Dios ha prometido que todo resultará para bien. Él es nuestro Dios. Él es nuestra paz. Él es nuestra esperanza.

Si creés en Dios, si te acercás a Él, te darás cuenta de cuánto te ama.  Te darás cuenta de que Él siempre estuvo cerca de vos. Si hablás con Él,  lo sabrás sin lugar a dudas.

“Que el Dios de la esperanza los llene de toda alegría y paz a ustedes que creen en él, para que rebosen de esperanza por el poder del Espíritu Santo.” (Romanos 15:13, NVI) 

viernes, 30 de octubre de 2020

Bondad

Hay algo en la bondad que nos atrae y nos cautiva. Un poder  subyugante y tierno que llena el alma de quietud. Los gestos de bondad nos emocionan.Tocan nuestra alma y nuestro espíritu de una manera única. Pueden brindar alegría en la necesidad, cambiar situaciones y rumbos. La bondad puede transformar las cosas y las personas: hacer que un "fracaso en potencia" sea un "exitoso potencial". ¡Cuántas vidas han sido cambiadas a lo largo de la historia porque “alguien” tuvo un gesto de bondad en un entorno difícil y eso dio un giro a la vida de alguien más! Vidas transformadas por la manifestación de la bondad. 
 
Existen  muchos ejemplos de bondad que concluyeron en un legado a otras generaciones. 
Solemos decir que somos más “humanos” cuando tenemos actos de bondad. Nos volvemos más sensibles al otro, al prójimo. Y, en verdad, no somos más humanos, sino que nos parecemos más a Dios: Dios es el único bueno, y el Padre de toda bondad. Todo lo bueno proviene de Él.
 
En la bondad hay algo cuyo origen quizás ignoremos, pero que, ciertamente, trasciende nuestra humanidad. Es que la bondad no es nuestra: nos ha sido dada por Dios. La Biblia dice que fuimos creados “a su imagen”, a imagen de Dios. Aún tenemos vestigios de algunas de sus cualidades, y, entre ellas, la bondad. Depende de nosotros permitir que se desarrolle.
 
¡Me asombra la bondad de Dios! Seguro que a vos también. Al hacernos sus hijos, Dios nos da también la oportunidad de ser transformados. Nos da la bondad como un regalo y depende de nosoros permitir que se desarrolle. Y aunque la Biblia dice que sólo hay uno bueno (Dios), también dice que somos transformados para ser como Él. Podemos ser “buenos” con la ayuda de Dios y tener gestos de genuina bondad cuando le entregamos nuestro corazón.
 
Nos invita a confiar en Él y a ser llenos de esa bondad que no es humana sino divina.
 
Dios es bueno de una manera tal que no podemos imaginar, ni comprender. Anhela que seamos más como Él. Recompensará con alegría cada acto de bondad desinteresada porque se goza y se complace con todo aquel que ama lo bueno y hace lo bueno.
 

viernes, 23 de octubre de 2020

El mejor consuelo

Octubre 2020. El desafío de conseguir empleo; el de seguir adelante con el negocio. El desafío de la familia. El desafío de la vida misma. El desafío de estar vivos. Oramos a Dios por los que sufren, por los hospitalizados, por los grupos de riesgos, por todos. Estamos todos a prueba. 

¿Qué hay en nuestro interior? ¿Y nuestra fe? ¿Somos egoístas, generosos, pacientes, mansos? ¿Cómo lidiamos con la necesidad, nuestra o de otros? ¿Sabemos que no estamos solos? ¿Saben que no están solos?  ¡Urge que lo sepan!

Tienen que saber que no están solos en este mundo: Hay un Dios que vive y es real. Un Dios que nos ve. Un Dios que nos ama. Un Dios que consuela. Él nos dejó escrito: "Como aquel a quien consuela su madre, así os consolaré yo a vosotros..." (Isaías 66:13-15). Lo prometió. Él nos ha dejado muchas promesas escritas. Su ayuda y su consuelo estarán siempre. Nos dijo: "No los dejaré ni los desampararé". "Confíen. Yo he vencido..." 

¿No es maravilloso darnos cuenta de que en medio de este caos hay un Dios poderoso en quien confiar? Confiemos. Vamos a acercarnos a Él. Vamos a pasar más tiempo con Él. Busquemos conocerlo más. 

¡Te deseo un tiempo de esperanza renovada! El consuelo y el abrazo de nuestro Dios. ¡Dios es bueno!

martes, 13 de octubre de 2020

"Yo te ayudo"

Se dice que es más difícil vivir tranquilos en estos tiempos del siglo XXI. "La nueva normalidad" nos ha afectado a todos. Nuevos recaudos y protocolos. El trabajo, la familia, los amigos, los proyectos y los planes, el futuro, todo parece trastocado por la pandemia. El individualismo también. 

Vimos que en realidad, nos necesitamos más de lo que pensamos. Nos acechan los miedos, reales e infundados. La enfermedad y la "insolvencia". El desempleo y las carencias asomaron sus peores caras. La pobreza se hace visible como nunca.  Sin embargo, a veces olvidamos lo más importante: Dios está con nosotros. No estamos solos. Él nos dice continuamente: "No temas; yo te ayudo". Él es nuestra paz. En Él está nuestra calma.

Acerquémonos confiadamente a nuestro Dios porque Él es bueno. Él es nuestra ayuda y nuestro refugio. En Él, y sólo en Él, estaremos seguros para siempre. 


sábado, 10 de octubre de 2020

Escuchando

Su mensaje es claro. Un mensaje que genera reacciones diferentes. Se lo percibe de manera individual. Puede ser causa de debates o burlas o polémicas. Puede recibirse o rechazarse. Se lo debe considerar, ya que su importancia sigue siendo suprema. Hay quienes lo reciben, quienes disfrutan escucharlo. ¡Hay quienes nunca lo han oído! No obstante, sabemos que es bueno, sumamente vital. No es suficiente con oírlo nada más.

El mensaje de Dios, que transforma vidas, circunstancias y destinos. El Dios que nos ama. Dios existe. El Dios eterno, el Creador, el Verdadero, el Justo y misericordioso, es Dios Santo y bueno. Dios nos quiere como nadie más podría amarnos. "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:16).

Es tan importante, tan sublime, tanto, que ni te imaginás. No podemos quedarnos en silencio. Si podemos llevar vida, alivio y salud a alguien, ¿por qué callar? Si conocemos la clave que necesitás para vivir con paz... si encontramos el tesoro más grande que alguien pueda imaginar, ¿cómo no contarlo? 

Podés escucharlo tranquilo, pensarlo, considerarlo con atención: el mensaje de Dios puede transformarte, y llenar de vida tu existencia para siempre. Comprobalo vos mismo.

Encontrarás más información sobre el mensaje de Dios al leer la Biblia. ¡Te sorprenderás!

jueves, 1 de octubre de 2020

Hermosamente original

La belleza es tan subjetiva como la diversidad de formas en que se manifiesta ante nosotros.
Los seres humanos creamos parámetros por los que evaluamos y decidimos. Se aplican tanto para las manifestaciones artísticas, como para la belleza, para la inteligencia o para las conductas. Cada cultura posee sus propios parámetros y variables y su propia idiosincrasia.
Los factores histórico-socio-culturales hacen su aporte a la hora de hablar de belleza. Estos determinan de manera específica lo que se considera bello en un determinado tiempo, lugar y contexto. Lo que consideramos hermoso aquí y ahora, podría no serlo en otro contexto, en otro lugar o tiempo.
Constituye una cuestión subjetiva, que, por lo tanto, se manifiesta voluble, diversa e inconstante. Sin embargo, la Biblia dice que Dios "Todo lo hizo hermoso" y, refiriéndose a la Creación, "vio Dios todo lo que había hecho, y ... era bueno en gran manera. (Gn.1:31).  
 
Por cierto, cada uno puede tener sus propios criterios respecto de lo que considera bello, ya que, al ser subjetiva, la belleza es, como el arte, "una expresión del alma de aquello que percibe".
La belleza que Dios nos regaló se manifiesta espontáneamente a través de nosotros. No tiene tanto que ver con los parámetros de moda, sino con lo que realmente somos. No tiene tanto que ver con una manera predeterminada de ver el mundo, sino con dejar que Dios nos muestre la genuina belleza de lo auténtico. 
No se trata de la piel, el color del cabello, la raza, la posición social o los kilos de peso. Dios nos dejó bien en claro que hay infinitud de formas en que se manifiesta la hermosura. Somos libres para desarrollarnos plenamente, como mujeres y hombres que crecemos día a día. Hermosamente originales, como Dios nos creó. Inmensamente valiosos.
 
El Creador quien imprime en nosotros la belleza, nos "hermosea" con su salvación. Él nos creó con una belleza única, tan única como las huellas digitales. Nunca nos comparemos con otros. Las obras "originales" nunca pueden compararse, justamente porque son únicas. La moda, la cultura, pueden condicionarnos solo hasta cierto punto, si lo permitimos. Pero, recordemos siempre, que la belleza no depende tanto de lo externo, de adornos o accesorios; estos solamente sirve para resaltarla, no para originarla.         
No hay nada tan bello como el ser vos, en Dios, creciendo en la hermosura propia. Una obra magnífica que muestra la belleza implícita en el diseño original de Dios, nuestro Creador. 





viernes, 18 de septiembre de 2020

Portadores de paz

Ser portadores de paz, ser pacificadores, significa mucho más que ser pacífico, manso o tranquilo. El pacificador ama la paz, busca restablecer la paz. Desea la paz. Mantiene la paz. Es una persona calma, que transmite sosiego, que aquieta los ánimos, que, en definitiva, ejerce su dominio propio.
 
No podemos lograrlo por nosotros mismos. No podemos tener paz verdadera hasta no estar en paz con Dios: cuando aceptamos a Jesús, cuando creemos en Él, somos justificados, somos hechos justos para Dios, por la fe: "Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo" (Romanos 5:1). Somos hechos hijos de Dios y recibimos su paz como un regalo. 

La paz es un fruto que debemos cuidar, cultivar, acrecentar y compartir. Constituye parte de nuestro legado: como hijos de Dios, debemos ser pacificadores. Trabajar por la paz que se halla solo en Dios. Compartir el mensaje más revolucionario de la historia que a la vez es un mensaje de paz: Jesús es nuestra paz. 

Porque "De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:16).

viernes, 11 de septiembre de 2020

Nueva primavera

Este invierno ha sido raro para todos. Invierno de pandemia. Invierno con temores, reclusión, añoranzas, abrazos congelados en el tiempo. La primavera nos insinúa esperanza. Anhelo de llenar las plazas, las escuelas y universidades, las calles.  Habrá vacunas y medicamentos y alivio. 

El mundo ora, reza, llora, trabaja y se aisla "en casa". Hay esperanza, ¡seguro que sí! Pero, depende de nosotros si cambiamos; siempre hay algo para mejorar. Que podamos examinarnos el corazón y el andar.

Decidamos que esto sea una oportunidad para avanzar. Que nos permita tener otra perspectiva de nosotros, del otro, del mundo y de la vida. Priorizar el amor, priorizar el actuar por amor al otro.

Es un tiempo para volver a Dios y confiar en Él con confianza inocente y genuina. Confiar en nuestro Dios como confían los niños. En Él está la vida verdadera, nuestro presente y nuestro futuro. ¡Animémonos! Dios es real. Dios es bueno.



viernes, 4 de septiembre de 2020

Algo más que la vida

Cuando pensamos en la vida consideramos que eso es lo más importante. ¡Y, sin duda que lo es! Sin embargo, por sobre todo lo importante está lo trascendente. Todos anhelamos disfrutar una vida larga, fructífera, dichosa, una vida que valga la pena vivir. Pero, ¿sabías que hay Alguien que quiere darnos eso y mucho más? ¿Mejor que una vida larga y exitosa? Sí. Algo que sobrepasa la rutina, la supervivencia o la existencia sin propósito. Algo que trasciende nuestro tiempo.

Dios, el Creador de todo lo que existe, quiere darnos una vida que nunca se acabe, una vida eterna, vida para siempre. Él la preparó como un regalo para todo aquel que la quiera recibir. Puede ser tuyo, hoy.

¿Te parece demasiado? ¿Demasiado bueno, demasiado fácil? Pero es real. Dios es bueno y quiere que todos puedan recibirlo. Por eso, es tan fácil que un niño lo puede recibir, como quien recibe un regalo. Todos sin excepción pueden recibir lo que Dios preparó. Todo ser humano, de toda raza, de toda edad, de todo estrato social, de toda condición. Nadie es tan joven ni tan grande, ni tan rico ni tan pobre, ni tan bueno, ni tan malo, ni tan erudito ni tan ignorante, ni tan brillante ni tan torpe, que no pueda recibir el regalo de Dios. 

Si lo querés, podés recibirlo. Es para vos. ¿Cómo lo recibimos? Es gratis; sólo tenés que aceptarlo, por la fe. Dios da esta vida eterna a los que creen que Jesús es el Hijo de Dios, que vino y murió por nosotros y resucitó. Si aceptás a Jesús en tu corazón como tu Salvador y Señor, creyendo lo que Él dice, serás salvo. Dijo Jesús: "El que cree en mí, tiene vida eterna".

Dios es bueno. Dios quiere darnos algo más que la vida: Vida abundante con Él aquí en la tierra, y, después, la vida eterna.

martes, 1 de septiembre de 2020

Factor humano

La tecnología ha hecho de este mundo, un mundo mejor, en muchos aspectos. Sin embargo, el desarrollo social no siempre acompaña al avance tecnológico y científico. La historia nos muestra que ante progresos notables en el campo de la ciencia afloró la miseria humana más detestable. 
El factor humano es preponderante: deberíamos ser mejores también. Pero no siempre es así. Tenemos la tendencia al egoísmo y al individualismo desde que nacemos. Y puede aumentar con los años si no nos corregimos. Un corazón acostumbrado a hacer lo que queremos sin considerar demasiado al otro, por naturaleza, hasta que aprendemos valores y conductas que tiendan al bien y al bien común. 

¡Pero hay una buena noticia. Noticia que trasciende los siglos y siempre es actual: Dios no nos ha dejado a merced de nosotros mismos. Nos da la oportunidad de cambiar y es Él quien opera el cambio radical y profundo que necesitamos. Además, nos ayuda a desarrollar el potencial que Él nos dio para nuestro bien y el de otros. Porque Dios es amor. Él nos da por medio de Cristo Jesús, Su Hijo, una nueva vida, un nuevo corazón. Nos imparte virtudes para poder así crecer y ser mejores personas cada día, más como Él es.

Cuando la realidad de este tiempo nos golpee con su crudeza, recordemos el mayor mensaje de la historia, que puede transformarlo todo transformando el corazón de los hombres: el mensaje del amor de Dios, que nos hace nuevas personas para vivir una vida diferente, fructífera y con propósitos.