jueves, 12 de noviembre de 2020

"No lo merezco"

En este mundo de hoy puede ser difícil creer que alguien nos dé algo y nos haga bien sin pedir nada a cambio; sin merecerlo. La experiencia de siglos nos marcó: nos parece que hay que hacer algo para recibir algo; que debemos "ganarnos" todo. Sin embargo, Dios nos enseña algo revolucionario: "el favor inmerecido", la gracia, el recibir algo bueno sin hacer nada a cambio. Nos enseña a recibir.

Algunas personas no creen que Dios existe, otras reniegan de Él, o se enojan. Otras hacen mal a sabiendas, actúan con rencor y sin piedad. Otras se creen autosuficientes aunque saben que, en realidad, no lo son. Luchan con sus fuerzas creyendo que podrán resolver todo. No merecemos el amor de Dios, su bien, su interés por nosotros. Es cierto. No merecemos su ayuda. Sin embargo, Dios nos ama y nos ayuda, de todos modos y a pesar de todo. Eso es "la gracia de Dios": su amor incondicional puesto en acción, a favor de cada uno de nosotros.
 
Dios hace salir el sol sobre buenos y malos. Hace llover, sobre buenos y malos: porque Él es bueno. ¿Quién sabe si el malo recapacitará al ver la bondad de Dios? "Hice mal,  pero Dios me ha permitido ver el sol otra vez. Estoy vivo." O, quizás piense: "Hice mal, pero Dios ha bendecido mi cosecha". Dios sigue dando oportunidades a todos para recibir su amor y tener una genuina relación con Él. 
 
Todos podemos recibir ese amor. Vos también. Aunque digas "No lo merezco". Ninguno lo merecemos. Pero no es por lo que somos o hacemos: es porque Él es bueno. No nos enfoquemos en nuestros méritos, competencias o capacidades, sino en la bondad de Dios.
Nos ofrece la vida eterna por medio de Jesús. Es un regalo de Dios. Él solo quiere nuestro bien y felicidad. Siempre.  ¿Parece demasiado bueno para ser verdad? Tal vez, pero ¡es verdad! Sin merecerlo, Dios nos da todo lo mejor. Muchísimo mejor de lo que jamás podríamos imaginar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario