martes, 27 de julio de 2021

Tan fácil

Creo que todos, en mayor o menor medida, en ocasiones complicamos las cosas. Es como si le pusiéramo títulos, subtítulos, apartados y notas al pie, gráficos y estadísticas, teorías y suposiciones, Fe de erratas... Complicamos lo sencillo, innecesariamente. 
 
Quizás alguna vez pensamos que es imposible acercarse a Dios.  Pero, es posible comunicarnos con Dios porque Él lo hizo posible. Envió a Jesús para salvarnos y restaurar nuestra comunicación con Él. Hizo posible tener una relación personal con Dios.
 
Nos comunicamos con Él por medio de la oración. Orar es hablar con Dios. Así de fácil: hablar. Hablamos con la familia, con amigos, con el jefe, con extraños. Pero, orar es hablar con Dios como hablamos con alguien cercano y de confianza: abiertamente, sinceramente.


No es necesaria una profunda explicación teológica de la oración para comenzar a orar. Los niños lo hacen con total espontaneidad. Sin dudar.

Aprendemos a orar, orando. Nos sumergimos en la oración confiadamente, como un niño se sumerge, feliz, en el abrazo de su Padre. 

Muy a menudo, lo único que necesitamos saber es esto: Dios me ama. Dios me escucha y me responde.

Seguramente habrá tiempo, también, para estudiar el tema y profundizar, para  investigar, hacer un estudio, una exégesis, preparar una tesis. Incluso para abocarnos a pleno al mundo de la exploración y el estudio teológico en un crecimiento continuo. Pero, orar es vital, cada día.

Ahora mismo, donde estás, podés hablar con Dios. ¡Te sorprenderás!

"Todo el que desee acercarse a Dios debe creer que él existe y que él recompensa a los que lo buscan con sinceridad" (Hebreos 11:6, La Biblia, NTV). Dios existe, es real y nos ama de verdad.

miércoles, 21 de julio de 2021

El tesoro

Si realmente supiéramos lo valiosos que somos, quizás seríamos diferentes. No es una frase hecha ni una metáfora: Somos valiosos. Somos preciados. Fuimos hechos maravillosamente, con asombrosa perfección, aunque todavía seguimos imperfectos. Y eso sí parece una paradoja.  Aun así, somos el tesoro de Dios, nuestro Creador. 
 
Acabamos sumidos en la imperfección por elegir pecar en vez de obedecer a Dios, allá en el Edén. Sin embargo, Dios envió a su Hijo Jesús a rescatarnos. Quizás pienses, como muchos, que "sólo somos humanos", "somos polvo que termina en el polvo". Cierto. Así de frágiles. Pero nuestro valor es incalculable. ¡Valemos tanto para Dios! Tanto, que Jesús dejó la gloria del Cielo para venir a la tierra. 
 
Jesús vivió, murió y resucitó para salvarnos, para poder llevarnos de regreso al Cielo preparado para vos y para mí, para todos. Porque Dios nos ama.
 
Somos el tesoro de Dios. Todos y cada uno, un tesoro de infinito valor. Por eso, si no conocés a este Dios de quien te hablo, a Jesús, si no sabés que hasta podés ser su amigo, te animo a que le hables. Te lo aseguro: ¡Podés confiar en Él! 
Él puede cambiar tu vida y tu destino para siempre, en un instante.

jueves, 15 de julio de 2021

Valga la redundancia

Sí, es cierto. Somos repetitivos. Insistentes. Reiterativos. Redundantes. Quizás, medio obstinados. Disculpas, de antemano... Pero, así somos, así soy, porque hay un propósito mayor. Mayor, incluso, que nuestra propia comodidad. Mayor, incluso, que mi deseo de no incomodarte.

Quizás el mensaje parezca  incómodo al principio, pero, si lo aceptás,  ¡sé que lo agradecerás a Dios por siempre! Agradeceremos juntos a Dios por siempre. Sin lugar a dudas. Ese propósito bien podría resumirse en esto: 

Es muy importante que sepas que Dios existe y que existe una eternidad real. Aunque muchos digan lo contrario, existe, es real, invariablemente. Todos tenemos que saber que, mientras vivimos, decidimos donde viviremos toda la eternidad. Mientras vivimos, podemos decidir. Después, no.

La Biblia nos dice: "Acordate de tu Creador en los días de tu juventud". El tiempo pasa y cambiamos tan rápido que a veces no nos damos cuenta. "De repente" hay muchas canas y necesidad de descansar más seguido al caminar, los ejercicios de siempre ya no son factibles, casi seguro anteojos, hábitos arraigados y otros hábitos nuevos, modificaciones aquí, cambios allá... Por eso insisto. Por eso insistimos. La vida pasa más rápido de lo que quisiéramos, seguramente.

Hay sólo dos opciones: vida eterna con Dios, o muerte eterna lejos de Él. Cada uno de nosotros elegimos libremente. La buena noticia es que Dios nos da la oportunidad de elegir la vida eterna. ¡Es un regalo de Dios! Porque Él es bueno. Porque nos ama. No lo merecemos, pero Él nos lo regala igual: eso se llama "la gracia de Dios".

"Dios nos ama de tal manera que envió a su Hijo para que todo aquel que en él cree, no se pierda... sino tenga vida eterna".

Si aceptás el mensaje de Dios, si le creés, verás que esa es la mejor decisión de tu vida para siempre. Te lo puedo asegurar. Por eso insistimos:  es demasiado importante. Tan maravilloso es, que, simplemente, ¡no te lo podés perder! Te invito a confiar en Dios...

viernes, 9 de julio de 2021

Cuatro estaciones

Hay mucha belleza a nuestro alrededor, renovada de continuo por su Autor. Que podamos ver su arte inconfundible en esas cosas que a menudo olvidamos mirar a lo largo del año.
 
El poder creador y creativo de Dios es infinito. Las cuatro estaciones son sólo una mera muestra. Cada una tienen su particularidad, su profusa diversidad y hermosura. Su propio encanto, sus detalles, su mensaje.
 
Nos sorprende y anima la primavera vivificante, los pájaros que suben el volumen, el verde que explota por todos lados, los nuevos brotes, los colores, las flores, el aire templado y la nueva luz que vislumbra el camino al verano.

El estío, verano tan anhelado como las vacaciones. Días de mar, de pileta, de sierras, de plazas; de helados, de tererés, de música al aire, de cenar a la luz de las estrellas. Y esa luz solar de las ocho p.m.

El otoño es un poema de colores. Otoño dorado, con gamas de naranjas, amarillos nuevos, verdes y marrones. Árboles mutando, las nubes fantásticas; atardeceres precoces, frescura en el aire y cambios de hábitos.

El invierno, crujiente de escarchas al alba, con el sol tardío. Cielo frío y limpio. Narices bien rojas, desfile de gorros, bufandas y guantes; botas y abrigos. Los cafés que humean y calientan manos. Pausas deliciosas. Las lluvias heladas, tormentas ruidosas que nos apresuran a volver a casa.

Dios lo hace todo bien; lo hace todo hermoso. Podemos vislumbrar su poder, su compasión y su bondad. Su majestuosidad perfecta y su amor tan grande.

Que podamos percibir su mano en todo que ha hecho, verlo y disfrutarlo. Que podamos hallarlo a Él en cada circunstancia, en cada tiempo.

En las cosas sencillas y en las magníficas nos deja un mensaje de su amor eterno y su cuidado que nos protege de maneras impensadas.

¿Ya lo conocés? Si no lo conocés, si no conocés a Dios de una manera personal, pedile conocerlo. Él está siempre atento a vos. Anhela ser parte de tu vida y darte un nuevo propósito que llenará tus días de una dicha incomparable. En cada estación, en cada momento, Él está. Nos acompaña todo el tiempo, en todo tiempo. Comprobalo por vos mismo.

domingo, 4 de julio de 2021

"Yo te amaré para siempre"

Mientras crecemos, la independencia es necesaria para aprender a tomar decisiones y asumir responsabilidades de otra manera. Desarrollar nuestras habilidades y aptitudes; aceptar desafíos y correr riesgos medidos con un buen fin en mente. A lo largo de la vida entendemos que nos necesitamos unos a otros. Interactuamos con los demás, en pos de las metas comunes y afines, también edificando y construyendo relaciones interpersonales, amistades, vínculos duraderos.

Vivimos experimentando una consecución de metas y objetivos que se renuevan camino al futuro. Sin embargo, cuando nos hablan de lo eterno, puede resultarnos difícil de comprender y de aceptar. Todo lo que como humanos podemos ofrecer es muy limitado; también nuestro entendimiento. Quizás por eso preferiríamos no considerar la cuestión, dejarlo para después, no preocuparnos por eso. Pero, Dios es real. La eternidad, también.

Dios, que no tiene límites y todo lo puede, nos ama con amor eterno. Deberíamos, entonces, considerar el tema de la eternidad. Existe una eternidad después de esta vida, en la cual Dios seguirá amándonos como lo hace hoy. Su amor incomparable trasciende este mundo y el tiempo. Dios dice: "Yo te he amado con un amor eterno..." (Jeremías 31:3, NTV). 

¿Te das cuenta? Esa es la manera en que Él nos dice:  "Yo te amaré por siempre". ¡Cuánto nos ama Dios!

Solamente nos pide creer. ¿Creés en Jesús? Si todavía no lo conocés, te invito a creer en Él, a recibirlo en tu vida. Te ama infinitamente, tanto que murió y resucitó para darte una vida nueva, dichosa y eterna.

Dios ha preparado cosas maravillosas para quienes lo aman. Y podés comprobarlo por vos mismo.
"De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:16).