jueves, 27 de febrero de 2020

Frustración

No nos gusta frustarnos. Quisiéramos conseguir todo lo que necesitamos o deseamos o nos proponemos. Pero no es así. Fallamos y cometemos errores. No siempre logramos lo que queremos. (¡Gracias a Dios! ¿Qué sería de nosotros si así fuera? El mundo sería más caótico y, sin duda, más violento). Pero la frustración tiene su lado bueno. Nos ayuda a madurar y a conocernos mejor. Nos enseña que podemos superar fracasos y aprender. Nos enseña que no somos Dios. Nos ayuda a ser sinceros con nosotros mismos y reconocernos tal cual somos, falibles y con limitaciones. Nos conduce a ser más compasivos, más humildes y empáticos.

Sé que el otro puede fallar como yo, y eso está bien. Sé que puedo aprender la empatía: me pongo en tus zapatos. Sé cómo te sentís porque yo también fracasé, me frustré y salí adelante con la ayuda de Dios. Y vos también lo harás.

Dios es bueno, nos conoce y nos ama. Nos alienta a seguir a pesar de nosotros mismos. Nos ayuda a desarrollar el potencial que nos dio y nos enseña, a la vez, que es normal y lógico equivocarse de vez en cuando. Pero que con Él siempre podremos avanzar hacia "la mejor versión de nosotros mismos". 
Que la frustración sea un paso que nos haga mejores personas, que conocen la limitación pero también la maravillosa bondad de Dios.
Te deseo un tiempo de paz con Dios y con vos mismo. Dios nos ama. Dios te ama.

sábado, 15 de febrero de 2020

Trascendencia

A lo largo de la vida comprobamos la importancia relativa de las cosas. Las simplezas, lo sencillo, lo valioso y lo trascendente. El planeta, el tiempo, la salud, el trabajo, el estudio, son relevantes para nuestra vida. La familia, los amigos, en fin, las personas ocupan el lugar de mayor importancia. Nuestra vida trasciende esta vida. Se extiende hasta la eternidad. La vida no termina aquí porque no termina con la muerte. Hay más: nuestra persona, nuestra esencia, el alma, es eterna. 

Dios nos ama tanto que preparó todo para que podamos vivir felices con Él para siempre. La vida no acaba cuando morimos. Hay un lugar perfecto y hermoso preparado por Dios para nosotros, al cual llamamos Cielo. La condición para acceder a ese lugar es creerle a Dios, confiar en Él, sin dudar, como un niño lo haría. ¡El Cielo es para nosotros! Dios lo preparó para quienes lo amamos. Si creés que Jesús es el Hijo de Dios vivirás por siempre. Esa es la promesa de Dios.
 
Él vino a rescatarnos. Si hablamos con Él, Él nos oye. Jesús murió y resucitó por nosotros para que podamos  conocer a Dios. Esto es lo más trascendente.
Jesús dijo: "El que cree en mí tiene vida eterna". Nos ha prometido una vida abundante y una vida sin fín para todo aquel que cree en Él. También es para vos.

sábado, 8 de febrero de 2020

Cotidianeidad

Despertar de a poquito. Remolonear un poco susurrando una oración. Esa sencilla certeza de la fe: "Dios me despierta para disfrutar este día que Él hizo para mí". Poner todo en sus manos con gratitud. Así comienza el día. Con cierta rutina, con imprevistos, con sorpresas, con sus cuestiones, con novedades. Saber que Él hizo este día me da paz. Y me da paz el saber que Él me acompaña. Dios es fiel y cumple lo que prometió: “Yo estoy con ustedes todos los días”. "No te dejaré ni te desampararé". Desayuno, familia, lectura, canciones y oraciones, risas y trabajo. Siempre, con esa certeza de que Él está allí.
 
La compañía de Dios hace que todo sea diferente. Podemos abocamos a nuestras ocupaciones y responsabilidades; podemos hallar refunfuños o buenos momentos, toparnos con sinsabores o cosas que “no se entienden”, pero siempre la compañía de Dios hace que todo sea diferente.
 
Todo cobra otra dimensión por Él y con Él. Las decisiones, las relaciones interpersonales, los planes, el estudio, las inversiones, los sueños, todo. Él encauza las cosas, endereza nuestro camino, en ocasiones sin avisarnos, pero sabemos que todo es para bien. Nos da la fuerza que necesitamos, la sabiduría, la gracia. Seguramente, nos equivocaremos en ocasiones. Fallamos, nos apresuramos, decidimos mal, tenemos que corregir cosas, sí. Pero, incluso en esos momentos, Dios está tan cerca de nosotros como cuando nos despierta por la mañana.
 
Él tiene sus planes sorprendentes. Si estamos atentos, percibiremos lo real que es su compañía. Suele estar en silencio y también hablarnos suavemente. Sigue nuestro trajín, nuestra rutina diaria, y a lo largo del día nos hablará.  Y hará que al final del día, antes de cerrar los ojos otra vez,  podamos decirle “¡Gracias, infinitas gracias!" 
 
Vivir el día en la presencia de Dios es vivir confiando en su amor. Vivamos con su compañía y disfrutémosla. Que las complicaciones de este mundo no nos roben la mayor dicha: el caminar con Dios con alegría y confianza absoluta.

domingo, 2 de febrero de 2020

Paremos

En este siglo en que todo es más rápido necesitamos parar, bajar la velocidad. No solo la actividad sino la vorágine mental también. Detengámonos a pensar. A considerar. A valorar lo que en verdad es importante. La vida vuela y nosotros con ella porque no nos detenemos a observarla. No podemos ver con claridad porque todo pasa demasiado rápido. Hacer una pausa para pensar puede salvar nuestra vida.

No te agotes en un frenesí materialista. Disfrutá de la vida, encontrando al Dador de la vida. Dios existe. Dios nos ama y nos mira esperando que nos detengamos. Él está muy cerca, esperando que nos acerquemos más.

Dijo Jesús: "Vengan a mí...yo les daré descanso". En Él encontrarás que la vida es más que un correr de aquí para allá quemando años de existencia sin sentido. ¡Hay esperanza en Dios! Hablá con Él abiertamente. Todo será distinto. Hallarás que tu vida tiene sentido y un propósito único y especial.