sábado, 26 de octubre de 2019

Su mensaje

Dios no se esconde. Por el contrario, Él quiere darse a conocer al hombre. Jesús vino para mostrarnos a Dios.

Jesús vino para rescatarnos del pecado y darnos vida eterna. Todos los seres humanos pecamos, hacemos mal y necesitamos el perdón y la gracia de Dios. Necesitamos su ayuda. La Biblia es el mensaje de Dios para nosotros: un mensaje de amor, de perdón, en el cual Él se revela por medio de Jesús. Nos muestra un Dios todopoderoso y bueno. Un Dios justo y santo y lleno de misericordia.  Un Dios único y verdadero que se acerca al hombre para bendecirlo.

La Biblia nos muestra el infinito amor de Dios que proveyó la salvación por medio Jesús; su vida, su muerte en la cruz y su resurrección. Somos salvos por medio de la fe en Cristo Jesús: "El que cree en el Hijo, tiene la vida", dice el apóstol Juan. 

El mensaje de Dios es poderoso porque tiene poder para transformar los corazones, la mente y la vida toda. Es un mensaje que trasciende nuestra vida, porque Dios nos ama tanto que preparó nuestro futuro. Así es: El Dios que nos ama proveyó todo para librarnos del mal y de la muerte. De igual manera, dispuso el camino para conocerlo a Él mientras vivimos, y un día llegar al Cielo, el lugar que preparó para nosotros. ¡Un lugar de infinita dicha!

Si decidís de todo corazón conocer a Dios  podrás vivir en profunda relación personal con Él y, sin lugar a dudas, ¡lo conocerás! 

sábado, 5 de octubre de 2019

Es fácil

¡Cuánto se ha dicho, escrito y disertado sobre la felicidad! Ser feliz. A muchos les parece un concepto utópico, abstracto, inalcanzable. Parece difícil, pero en realidad es más fácil de lo que pensamos. Creemos que se necesita mucho de todo (dinero, objetos materiales, erudición, medios...) para poder hacer feliz a alguien. Sin embargo, es al revés: muchísimas veces suelen ser las cosas sencillas y los pequeños detalles los que están más repletos de dicha.
Generalmente, los momentos más felices que podemos recordar no se relacionan con cosas materiales sino con el amor y los afectos. El tiempo compartido, las sonrisas, la bondad, nos dejan recuerdos imborrables.

El amor y la felicidad están muy vinculados al dar. Debemos compartirlos. Si queremos retenerlos de manera egoísta, se escapan. Si los entregamos a otros, se multiplican y nos desbordan. Si nos proponemos compartir todo lo bueno de la vida, sin duda, no solamente haremos feliz a alguien sino que nosotros mismos lo disfrutaremos. Y la felicidad tan perseguida, ¡vendrá sola a nuestro encuentro!