“¿Quién eres, Señor?” Es una pregunta que todos deberíamos
hacerle. ¡Él siempre la responde!
“¿Quién eres, Señor?” preguntó Saulo, un eminente rabino, estudioso de las Escrituras, que sabía todo lo que éstas decían acerca del Mesías que habría de venir, ...pero no lo conocía. (Hechos 9:5),. Y con la respuesta de Jesús se convirtió en el apóstol Pablo, ministro del evangelio a las naciones.
Quizás muchos aman a Jesús sin conocerle. Porque les fue presentado por alguna religión, o lo siguen por tradición familiar o cultural. Ellos también pueden conocer a Jesús.
En este tiempo de la Navidad, podemos acercarnos a Jesús como esos niños que querían conocerlo, que lo seguían a todas partes, que se sentían seguros cerca del Maestro que hablaba de Dios, hacía milagros, y alimentaba a las multitudes. Podemos acercarnos así, sencillamente, sin prejuicios, sin temores, con un deseo ferviente de conocerlo.
Si ya lo conocés, sabés que podés conocerlo más al Hijo de Dios que se hizo hombre para venir a salvarnos. Él es Señor y Salvador. Él es Amigo de quienes lo amamos y obedecemos su Palabra.
Podemos disfrutar de la amistad con Él, crecer en la fe, y conocer su gran amor que nos transforma a diario.
Él nos da todo lo bueno. Él es quien hizo posible el camino al Cielo, el acceso a Dios, el poder recibir la vida para siempre.
Si no lo conocés, hablá con Él. ¡Dios te ama tanto, que envió a Jesús para salvarte!