jueves, 20 de diciembre de 2012

Quiero saber Quién sos

Se ha hablado y se habla mucho de Jesús. Se han estudiado y analizado minuciosamente los hechos de su vida y de su historia. Se ha escudriñado toda evidencia posible acerca de su existencia y de sus hechos. Y cada una confirma la verdad acerca de Jesús conforme está escrita en la Biblia. Se ha debatido, escrito y publicado mucho acerca de Él. Se han escrito libros, canciones, himnos, poemas; se han hecho películas y cortometrajes…y todo esto a lo largo de siglos de historia.
 
Muchos lo amamos; otros no saben de Él; otros, lo ignoran; otros lo rechazan, mientras que otros están dispuestos a dar la vida por causa de Él. Muchos han oído de Jesús pero realmente no saben Quién es.

“¿Quién eres, Señor?” Es una pregunta que todos deberíamos hacerle. ¡Él siempre la responde! 

“¿Quién eres, Señor?” preguntó Saulo, un eminente rabino, estudioso de las Escrituras, que sabía todo lo que éstas decían acerca del Mesías que habría de venir, ...pero no lo conocía. (Hechos 9:5),. Y con la respuesta de Jesús se convirtió en el apóstol Pablo, ministro del evangelio a las naciones.

Quizás muchos aman a Jesús sin conocerle. Porque les fue presentado por alguna religión, o lo siguen por tradición familiar o cultural. Ellos también pueden conocer a Jesús.

En este tiempo de la Navidad, podemos acercarnos a Jesús como esos niños que querían conocerlo, que lo seguían a todas partes, que se sentían seguros cerca del Maestro que hablaba de Dios, hacía milagros, y alimentaba a las multitudes. Podemos acercarnos así, sencillamente, sin prejuicios, sin temores, con un deseo ferviente de conocerlo. 

Si ya lo conocés, sabés que podés conocerlo más al Hijo de Dios que se hizo hombre para venir a salvarnos. Él es Señor y Salvador. Él es Amigo de quienes lo amamos y obedecemos su Palabra.

Podemos disfrutar de la amistad con Él, crecer en la fe, y conocer su gran amor que nos transforma a diario. 

Él nos da todo lo bueno. Él es quien hizo posible el camino al Cielo, el acceso a Dios, el poder recibir la vida para siempre.

Si no lo conocés, hablá con Él. ¡Dios te ama tanto, que envió a Jesús para salvarte!

jueves, 6 de diciembre de 2012

Una mirada diferente

"¿Cómo te ves? ¿Te pesa la carga histórica y sociocultural que pareciera persistir sobre el género femenino? ¿Todavía te pesan los mitos y las limitaciones (a veces hasta eclesiásticas) incluso cuando Dios te está llamando a que "cumplas tu ministerio"? ¿O estás disfrutando de "la libertad conque Cristo nos hizo libres"?  Podemos hacer lo que Dios desea que hagamos; lo que es específico, y lo que Él decida.
 Dios ha diseñado nuestra vida, propósitos que solo nosotras podemos cumplir. Es una verdad impactante el hecho de que la mujer tiene, así como el hombre, una misión dada por Dios. Y esto no significa simplemente acompañar al hombre, complementar el ministerio del hombre, y ayudar al hombre para que cumpla su llamado. Eso está bien, y es así en muchísimos casos. No obstante, hay un diseño, un plan, una misión, un proyecto ideado por Dios y no por hombres. Ese proyecto de vida que tenemos que cumplir de manera individual y como mujeres de Dios. Esto no significa de ninguna manera adoptar posturas del sistema mundano para competir y dividir; no olvidemos quiénes somos y qué Espíritu tenemos. 
Cuando hablamos del proyecto ideado por Dios nos referimos a la obra de Dios para este tiempo: hombres y mujeres cumpliendo su llamado en comunión, en armonía, fortaleciendo a la Iglesia viéndonos unos a otros con “una mirada diferente”: tal como Dios nos ve. Cuando podemos vernos así ¡se acaban “los vestigios de feminismo y de machismo”, de competencias y luchas por poderes, de discusiones vanas, irreales,  y sin provecho!
La Biblia nos habla claramente acerca de la gracia soberana de Dios que usa a hombres y mujeres- por igual- para llevar gloria a nuestro Dios.  Decidámonos a obedecer a Dios, cuando Él nos llama; que nada impida que Él obre en nosotras su voluntad. Esa voluntad “buena, agradable, y perfecta”.
¡Somos portadoras de buenas noticias! Mujeres fuertes en vasos frágiles. El Espíritu de Dios que nos hizo hijas de Dios, que nos capacita para Dios, hace de nosotras portadoras de su amor y su verdad. Y eso, ¡es muchísimo más de lo que podemos imaginar!"