jueves, 30 de diciembre de 2021

¡Gracias!

Este diciembre de la América meridional ha transitado con tintes todavía pandémicos. En esta última semana han surgido brotes del Covid19, en sus variantes delta y ómicron. El planeta quiere sacudirse los incendios, las inundaciones, los huracanes, el deshielo polar y las sequías... En medio de todo esto, celebramos Navidad con esperanza, el fin de año y el inicio de otro que esperamos que sea mucho, mucho mejor. ¡Gracias a Dios por Jesucristo!

Pueden tildarnos de fanáticos, pero sólo somos cristianos. En medio de este caos a veces tan calmo, ¿cómo no dar gracias a Dios por Aquel que ha vencido al mal y a la misma muerte? Podemos mantener la calma y la esperanza intacta porque sabemos que Dios está a nuestro lado y tiene planes de bien. Sí; para todo aquel que crea y que confíe en Él. Para eso vino Jesús: para darnos salvación, paz y vida eterna. Dios mismo guarda nuestras almas. 

De modo que, no perdamos la confianza. Confiemos en Dios como niños. Mayor es el Creador que la creación. Mayor es Dios, a quien todas las cosas creadas se sujetan. Las tempestades, los vientos, el mar, todos los elementos, y todo lo creado se sujeta ante la voz de Jesús. Con su palabra creó todas las cosas. Él es nuestro Dios. El mismo que dijo: Yo estoy con ustedes todos los días. Que tu fe sea fortalecida por su Palabra, que recibas nuevo ánimo y nueva fuerza.

Y si no conocés a Jesús, que puedas conocerlo y tener una relación, un trato personal con Él. Sólo basta con creer en Él y aceptarlo como tu Señor y Dios, poniendo toda tu confianza en Él.

miércoles, 22 de diciembre de 2021

Aquí, con nosotros

Diciembre. Mes de finales y de comienzos. De inicios y graduaciones. Mes de fin de año y de Navidad.

La Navidad es un recordatorio hermoso de que Dios está con nosotros porque Él mismo quiso estar aquí. Jesús no nació un 25 de diciembre... lo irrefutable y estupendo es ¡que Él nació! Vivió, murió y resucitó para darnos acceso a Dios otra vez. 

A pesar del carácter comercial que se le ha agregado, la Navidad conserva intacto su mensaje: Jesús vino y vino a salvarnos. Podemos recordar que hay descanso para el alma y que está disponible para todo el que lo quiera recibir. Ciertamente, podemos hallar descanso hoy y para siempre acudiendo a Jesús,  el Hijo de Dios.

Aunque se han añadido otros personajes a la Navidad, su protagonista principal es Jesús, ya que nada ni nadie puede cambiar el hecho de que Jesús vino y cumplió su propósito. Ni nada puede cambiar el hecho de que todo aquel que cree en Él tiene vida eterna. Y que, "a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios". Una verdad contundente. Una verdad inalterable. ¡Bendita verdad!

Que en esta Navidad puedas recibir de Dios lo más preciado que Él ha dado al mundo: a su Hijo Jesús.

Él puede cambiar tu vida entera y para siempre. Cada uno de nosotros somos muy amados, su tesoro preciado, su obra maestra, perfeccionada más y más por Él mismo. ¡De tal manera nos ama Dios!

¡Te deseo una muy, muy feliz Navidad, con Jesús!

lunes, 13 de diciembre de 2021

No es ficción

Hay muchas historias de Navidad, ficciones, películas, series, relatos. Tantos, que quizá lleguemos a confundir su verdadero significado. Sin embargo, y claramente, aunque tuviéramos árboles de Navidad repletos de luces, adornos y regalos, sin Jesús no tendríamos, realmente, nada que celebrar. ¡Porque el motivo de nuestra celebración es Él! Hay muchas historias, pero, lo que no es ficción es que ¡Jesús vino! Jesús nació y cumplió su misión; al hacerlo trajo la vida eterna para todo aquel que cree en Él.
 
Es cierto; encontramos mucho de ficticio y de leyenda en torno a esta fecha tan especial para los cristianos. No obstante, lo que dio origen a esta celebración es un hecho histórico, comprobable y comprobado: el nacimiento de Jesús. Aunque se sabe que Él no nació un 25 de diciembre, se toma este día como fecha para celebrar su llegada al mundo. Es un día de celebración y gratitud a Dios: porque nos ama infinitamente, tanto, que envió a su propio Hijo para salvarnos. Sin Jesús no hay Navidad. Pero, con Jesús, ¡tenemos un gozo y una alegría incomparables!
 
La necesidad de Dios en el alma humana es como una sed que sólo Él mismo puede saciar. Al creer en Jesús, somos saciados como lo es el sediento que bebe abundante agua fresca. Así de real. Siempre hemos necesitado a Dios, más que el agua para vivir y Jesús vino a darnos esa vida. Vino a acercarnos al Padre, a darnos esa oportunidad de vivir para siempre con Él.

Si creés en Jesús, no estarás exento de problemas, pero tendrás la ayuda del Dios todopoderoso. De toda situación saldrás vencedor y bendecido si hacés que Dios sea parte de tu vida y reine en tu corazón. Él lo prometió y así es. 

Verás que es posible vivir una vida diferente, como nunca imaginaste, sintiendo la paz que nadie puede quitar, sintiéndote más ligero, más libre, más feliz. Afrontarás cada desafío diario con nueva esperanza y nuevas fuerzas, sin temor al futuro, porque, con Jesús, tu futuro está seguro por la eternidad. 

lunes, 6 de diciembre de 2021

Tecno vida

Seguramente, en algún momento, solemos enfrascamos en la diversidad de entretenimientos y esparcimientos que nos ofrece este tiempo. Disfrutamos con amigos, con familia, de las maravillas tecnológicas de este siglo que nos toca vivir. Sabemos que, si se lo permitimos, incluso nos desbordan y nos invaden un poco... Pareciera que nos automatizamos y cedemos a su influjo casi irresistible de novedad, de innovación.

La "vida tecno" nos es muy útil y nos brinda mucho confort, pero, aún así podemos elegir la cantidad de tiempo que le asignamos en nuestro día. A pesar de todo lo útil y fascinante que nos ofrece, no se compara con lo más grandioso que tenemos: nuestra propia humanidad. Nuestros rasgos más bellos y humanos, nuestra persona, todo eso es lo irrepetible, lo inimitable.

La interacción con otros, el compartir, puede resultar un disfrute, sutiles descansos que recrean el alma y nos enriquecen la vida. Atesoremos esos momentos cara a cara con personas que amamos. La capacidad de considerar al otro, de verlo como persona, de amar, de comprender y ayudar. Muchas veces, cuando corremos de aquí para allá en nuestra actividad diaria, nos perdemos hermosas cosas fugaces. Instantáneas imperdibles de la naturaleza o de la gente. Quizás un instante de cielo, una sonrisa, una puesta de sol, el descifrar un enredo mágico de nubes o ese rato magnífico con seres queridos. Atesoremos lo más bello que tenemos: nuestra propia calidad de humanos.

Nada es más valioso que un ser humano. ¡Que podamos comprender lo valioso que somos...! Tan valiosos somos que Dios envió a Jesús a rescatarnos: somos su tesoro invaluable.

Te deseo un tiempo incomparable con tus seres queridos. Te deseo un encuentro inolvidable con Aquel que nos ama como nadie: nuestro Dios y Creador.

miércoles, 1 de diciembre de 2021

"Yo no te olvidaré"

Podría habernos dejado solos, y que afrontáramos las consecuencias de nuestros errores. Podría haberse desentendido de todo. Al fin de cuentas, fue nuestra decisión. Lo negamos. Lo quisimos erradicar de nuestros pensamientos. Lo quisimos olvidar. Le dimos la espalda y nos alejamos.
 
Él podría haberse olvidado de toda la humanidad... Podría haber prescindido de cada uno. Podría habernos dejado. Pero no fue así.

Dios mismo vino, para que sepamos cuánto nos ama. ¡Dijo que no nos olvidará!... Que jamás nos dejará ni nos abandonará. Jesús dejó el Cielo por mí, por vos, por todos y vino a buscarnos. Para que sepamos que, por medio de Él, tenemos perdón, vida y paz. Podemos acercarnos otra vez a Dios y llamarlo Padre nuestro porque Él nos hace sus hijos muy amados.

Nos pide que creamos en Él y en su Palabra y que  hagamos lo bueno, porque no le irá bien para siempre a quien mal hace. Él dejó voluntariamente que lo mataran en una cruz. ¡Resucitó! y nos dio la victoria sobre la muerte. Él es nuestro Salvador. Por eso elijo amarlo y obedecerle con alegría.

Podemos elegir, elegir la vida, aceptando a Jesús. Todos podemos elegirlo libremente. Vos también. Él pudo haberse olvidado de vos y no lo hizo. ¡Prometió no olvidarte jamás! Estará con vos todos los días para siempre. 

Te invito a creerle a Dios con sinceridad de corazón. El Dios que nos ama, el Creador de todo lo que existe. Y sabrás que esa fue la mejor decisión de tu vida.

 "¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho, y dejar de amar al hijo que ha dado a luz? Aun cuando ella lo olvidara, ¡yo no te olvidaré!" (Isaías 49:15, La Biblia, NVI). ¡Maravilloso Dios!

martes, 23 de noviembre de 2021

Palabra escrita

La palabra distingue al ser humano de los animales, así como el raciocinio, la voluntad, la emotividad y la capacidad moral. Más aún la capacidad de manifestarla por escrito. Su importancia es innegable. Su estudio, fascinante. Su evolución y su influencia, su carácter necesario, todo. Es muy interesante el impacto de la escritura en cada etapa histórica, en cada civilización y en cada nación. La relevancia de la palabra escrita, en cualquier formato, es indiscutible: libros, revistas, periódicos, folletos, enciclopedias; material informativo, didáctico y formativo. Instruyen, desarrollan el intelecto, abren el entendimiento, facilitan la comprensión, entretienen, aguzan la imaginación, capacitan, deleitan, enseñan, y mucho más.

La palabra escrita sigue siendo imprescindible aun cuando cambian las formas de comunicarla. Hoy en día tenemos acceso a clásicos en línea, e-books, formatos que en ocasiones comparten la edición impresa, bibliotecas completas digitalizadas. Incluso la interacción en las redes, en los chats, en los servicios de mesajería, requiere de la escritura, a pesar de la profusa producción de contenidos audiovisuales.

Dios nos ha dejado su Palabra por escrito: la Biblia. No es un libro como los demás, porque su Autor es Dios mismo. La Biblia es la Palabra de Dios, por escrito. Constituye un conjunto de libros inspirados por Él para darse a conocer a los hombres en todas las generaciones.

Su lectura no implica una mera influencia intelectual ni filosófica: su Palabra posee en sí el poder de Dios para transformar la vida de quien la reciba, para siempre. Solamente la Palabra de Dios tiene poder para darnos un nuevo corazón y un destino nuevo y glorioso.

Por eso, te invito a leer este Libro incomparable y único. Te aseguro que comprobarás que no es un libro más. En él encontrarás relatos, historia, poesía, leyes, preceptos y principios... Pero, ante todo, encontrarás a Dios de una manera personal, como nunca imaginaste y verás que el Autor de la vida es real y maravilloso. 

martes, 16 de noviembre de 2021

Ciudad

En un día poco típico de noviembre, mediando la tarde, en pleno centro de la ciudad de La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires.
.. El bullicio, ahora, callado. Los niños, en sus aulas. En el silencio preciado de la tarde se oyen pájaros que canturrean su mejor melodía, felices, compartiendo alegría. Desde lo alto, surgiendo entre los edificios, los árboles exponen todo su verdor, meciendo acompasadamente los nidos nuevos. Un cielo medio atípico en el noviembre sudamericano: nubes grises que surgen como un techo sobre los copos blanquísimos, "sombreados a pincel", acarreados por el viento del sur. El sol que se oculta y se asoma a intervalos y el aire fresco, casi demasiado, pintan esta tarde con matices de otoño.

La ciudad posee ese deleite de tener, a pocas cuadras del centro geográfico (de la Plaza Moreno), lugares tranquilos, casi barriales, de casas pintorescas y veredas centenarias en que se mezcla la historia citadina con lo contemporáneo. Plazas amplias, verdes, que invitan a salir de los departamentos y beber el aire fresco y renovado que hace bucles en las copas de los árboles. Un placer imperdible. 

Uno podría olvidarse del calentamiento global, a la espera de un verano cercano y distinto. Mientras, las potencias se reúnen y el mundo mira absorto algunos absurdos incomprensibles. Intereses, protestas, ecología exaltada, promesas no cumplidas, posibles soluciones que ya no lo son. En medio de todo eso, permanece la verdad irrefutable de que no estamos solos: Dios, que nos ha regalado este planeta repleto de belleza, nos acompañará por siempre si acudimos a Él. Nos brindará una hermosura mayor, un futuro inefable y la vida eterna. Él mismo lo hizo posible, por medio de Jesús, para todo aquel que cree en Él.

Lo que vemos aquí, en esta tierra, aun lo majestuoso, cuya belleza nos deja sin habla, es apenas una vislumbre sumamente tenue de las maravillas que Dios preparó para quienes lo aman y le creen. 

 
  

 

 

 

 

Fotos: Ciudad de la Plata (Bs. As., Argentina) 

Créditos fotográficos a quien corresponda

viernes, 12 de noviembre de 2021

Certezas

Todo estará bien. Es una promesa. Una certeza. Una certeza absoluta. Pero, ¿de dónde surge una certeza tal, que nada la puede quitar? ¿Podemos estar seguros?... Esa certeza proviene de la fe: Dios lo dijo, y para el que cree, para quien confía en Él, es suficiente. Dios no miente. De modo que no debemos tener miedo: "Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar" (Salmo 46, La Biblia).

Nada puede vulnerar la seguridad que hallamos en Dios; nada. Implica que podemos ser libres del miedo. Implica, además, que en verdad todo estará bien, porque no hay nada que pueda hacernos mal cuando estamos bajo la protección de nuestro Dios ¡que es Todopoderoso! De tal manera es así que Él lo dejó por escrito, para que no tengamos dudas de que así será: "Si Dios es con nosotros, ¿quién contra nosotros?", escribió el apóstol Pablo en su carta a los cristianos romanos. Constituye una verdad inmutable, porque Dios está con nosotros y de nuestro lado. 

No significa que no puede haber problemas, dificultades o incluso algún tipo de sufrimiento: significa que aun en medio de cualquiera de esas situaciones, Dios nos acompañará y hará que cada una de ellas redunden para nuestro bien, incluso en maneras asombrosas. Dios nos ama. Nos ama infinitamente. Si confiamos en Él, su gran amor nos libera de todo temor.

Esta y otras promesas de Dios que nos dan certeza absoluta, proveen una seguridad única a nuestra vida. Una seguridad tal que nada ni nadie podría igualarla.

Te invito a conocer a Jesús, a Dios, en verdad, para que puedas experimentar esa certeza de ser muy amado, muy aceptado y muy guardado por Él.  ¡Podemos vivir confiados! Absolutamente.

domingo, 7 de noviembre de 2021

Sin politizar

Rumbo al verano, otro verano diferente. El próximo se acerca con tintes de pandemia residual. Todo parece ir retomando su ritmo habitual. Ciertamente quisiéramos olvidar la pandemia como algo que quedó atrás. Aun así, sigue siendo un tema de peso en medio de un ambiente politizado por la cercanía de las elecciones en nuestro país. ¡Ah! Pero hay esperanza. Y no es una promesa liviana de campaña política: es promesa de Dios. Él no está ajeno a nuestra vida diaria. Él es nuestra ayuda en todo tiempo.

Dios interviene por amor a la humanidad en la historia de la humanidad. Podemos confiar en Él sin dudar. No estamos inmunes al clima político de nuestra nación. Tampoco debemos ser indiferentes. Podemos ser parte activa en el rumbo político por medio de la oración: como cristianos, tenemos un mandato de Dios de orar por los gobernantes y por la nación. Bendecimos a nuestra gente, a nuestros gobernantes, nuestra tierra, para que se vuelvan al Dios creador de todo lo que existe. Para que sus vidas sean transformadas, primeramente, pero también para que sean instrumentos de bien en las manos de Dios a fin de asegurar la paz, la seguridad, el orden y la justicia de una manera real.

Dios tiene el control de los tiempos, puede desbaratar los planes de los malvados y confundir los designios de los perversos que procuran hacer mal a otros. Confiemos en la soberanía y en la justicia de Dios que es perfecta y clamemos por nuestra nación. En tiempos cruciales, el mandato bíblico de orar por los dirigentes y por los que vendrán se torna, además, un deber moral. 

Nunca dejemos de confiar en Dios quien gobierna la historia, a pesar de todo, y a pesar de la insistencia humana en alejarse de Él. Una nación que reconoce a Dios será bendecida y en verdad próspera.

lunes, 1 de noviembre de 2021

Acceso

Hoy en día tenemos muchas claves de acceso, casi para todo. Códigos de accesos o claves privadas, personales, podríamos decir secretas. Reconocimiento facial, huellas digitales... Incluso para entrar a nuestro hogar tenemos diferentes formas de acceso: llaves diversas, tarjetas magnéticas, códigos.

El Cielo estaba cerrado para el ser humano desde que se alejó de Dios. No podíamos acceder a él por causa del pecado, porque es un lugar de felicidad eterna, pero también un lugar santo. No puede ingresar el mal allí en ninguna manera. 

¿Sabías que Jesús hizo posible el acceso al Cielo? ¡Y ese acceso, no es secreto! Más aún: es libre, gratuito y debe ser proclamado en todo el mundo: Tenemos libre acceso al Cielo por la fe en Jesús, el Cristo, el Hijo de Dios.

El amor infinito de Dios nos dio libre entrada al Cielo para siempre, por la fe, para todo aquel que crea en Él, para todo el que quiera recibirlo.

Jesús vino a rescatarnos. Dio su vida por nosotros. Nos pide que creamos en Él. Que elijamos la vida. Que dejemos lo malo y sigamos lo bueno en obediencia a la Palabra de Dios, la Biblia.

Dios permanece atento a nuestra vida y a nuestra historia. Dios nos ama. Nos sigue amando a pesar de todo y nos llama para que volvamos a Él, para volver a tener esa relación tan cercana que el ser humano tuvo con Él desde el Edén. Dios mismo hizo posible el reencuentro, el perdón, la reconciliación y la paz por medio de Jesucristo. Todo eso, y más, está disponible, libremente, para todo aquel que quiera recibirlo.

“Justificados, pues, por la fe, tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes” (Romanos 5:1-2).

Comprobalo por vos mismo.

lunes, 25 de octubre de 2021

Mudados

Buscamos, como humanidad, superarnos, cambiar. Producimos de todo, libros de auto ayuda y teorías utópicas de que el hombre puede mejorar por sí solo... aunque la historia misma nos muestra lo contrario. Muchas veces queremos hacer el bien, pero hacemos el mal que no queremos. Sabemos que el bien ennoblece, gratifica, dignifica. No obstante, tenemos por naturaleza indefectiblemente una inclinación al egoísmo, al mal. Hallamos que no somos capaces por nosotros mismos de hacer siempre lo bueno. Y eso conlleva consecuencias. Lo sabemos. ¿Podremos cambiar, ser mudados en personas que amen y hagan lo bueno, alcanzar esa anhelada y exitosa plenitud? La decisión es nuestra.
 
Somos seres con propósitos, con propósitos de bien y de vida. Fuimos creados para el bien. Tenemos un deseo innato de superación, de desarrollar nuestras aptitudes y habilidades, de crecer, de avanzar en un continuo crecimiento integral de nuestra persona. Así fuimos creados por Dios. Pero, la desobediencia que llevó a la humanidad a alejarse de Él, trajo consecuencias perdurables en el tiempo. Y no sólo eso, sino que impactó en ese plan maravilloso que Dios tenía con su creación. Ya nada sería igual. ¿Hay solución? ¡Sí! La hay. Dios, que nos ama infinitamente, se encargó de propiciar una salida. 

Dios proveyó lo necesario y cada día nos da oportunidades para volver a Él y ya no ser iguales. Su poder nos capacita para hacer el bien. Nos ayuda para no ser vencidos por lo malo y para abocarnos a ese plan original que Él preparó. El amor de Dios nos cambia y nos transforma.

Muchos piensan que Dios es malo o severo. Él podría habernos dejado a la deriva sufriendo las consecuencias de nuestra mala decisión. Pero Dios es bueno y nos ama de tal manera que envió a Jesús a rescatarnos y darnos verdadera vida. Por medio de Él somos mudados en una nueva persona que ahora tiene el poder que Dios da para vencer, con el bien, al mal. Eso significa que podemos ser personas íntegras, con un carácter nuevo y propósitos nuevos; con un nuevo corazón y una mente renovada por Dios.

Su gran amor todo lo puede. Incluso hacer de simples pecadores, hijos de Dios que viven con una integridad incomprensible en medio de un mundo corrupto. Dios nos ama y nos hace vencedores, si elegimos creerle y obedecerle. Comprobalo por vos mismo.

miércoles, 20 de octubre de 2021

"Lo tengo todo"

Cuando hablamos del mundo actual y consideramos los logros, los avances impensados, a la vez, vemos la contraparte: la contaminación, la decadencia, la pérdida de valores importantes. Solemos aseverar que "En este mundo hay mucho que cambiar". No obstante, el cambio radical debe llevarse a cabo en mí, en vos, en todos, y lo demás sería una consecuencia lógica de nuestro cambio interior.

El mayor anhelo del alma es el bien, podríamos afirmarlo sin dudar. Hay un anhelo profundo por lo bueno. "Ser humanos de verdad", "más humanos". Ser mejores.  Pero, sabemos que no es suficiente anhelar. Las decisiones son las que propician los verdaderos cambios. Tenemos la oportunidad de decidir todos los días porque Dios mismo dispuso la manera.

Si nos examinamos y reconocemos nuestra condición, podremos cambiar, acudiendo a Dios. Es necesario reflexionar y admitir las carencias, porque, dicho sea de paso, podemos tener suficiente de todo, vivir en abundancia, y aun así tener carencias en el alma. 

Seguramente, podemos pensar que está todo bien, (y ¡gracias a Dios si es así!) y tal vez nos creamos felices. Pero, si no tenemos una relación personal con Dios, en realidad todavía no conocimos la verdadera felicidad. Tener todo lo demás y no tener a Dios en la propia vida, es como no tener nada. Pero, a no desesperar. Dios mismo proveyó la solución a esa necesidad vital. Él es nuestra ayuda.

Para afrontar eas realidad debemos ser sinceros con nosotros mismos. No escudarnos en frases hechas como "No necesito nada. Tengo todo lo que quiero". Puede ser que estemos cómodos, que tengamos un buen pasar, ¡pero hay más! Y eso que falta, no se consigue con esfuerzo propio o mérito: necesitamos a Dios. Sí. Aunque no nos falte nada, aunque estemos bien, necesitamos a Dios. Hay muchas cosas que no te imaginás y que Dios preparó para quienes lo amamos.

Dios hará lo que no podés: tener un nuevo corazón y una vida en la que conocerás una dicha impensada. Te darás cuenta de que te estabas perdiendo lo mejor. Conocerás el amor de Dios que lo transforma todo y que nos da la vida interminable. ¿Cómo? Confiando en Él. Creyendo en Él. Reconociendo nuestra carencia, nuestros pecados y buscando su perdón. Por la fe en Jesús somos hechos hijos de Dios.

Si creés en Jesús, si lo aceptás, te darás cuenta de que te faltaba lo mejor. Porque nada que podamos poseer en este mundo se compara con conocer a Dios y ser su amigo. Comprobalo por vos mismo: animate a creerle. "Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios" (Juan 1:12)

viernes, 15 de octubre de 2021

La Fuente

Hay muchas historias, leyendas y películas que muestran al hombre en busca de la inmortalidad, de "la eterna juventud", del vivir para siempre. Más allá de la ficción, lo cierto es que todos anhelamos vivir y ser felices. 
Vivimos en una sociedad consumista que nos pinta que la felicidad es asequible conforme tu capacidad adquisitiva, la magnitud de tus bienes o tu cuenta bancaria. En algún punto de la historia se nos confundieron los conceptos. 
Mientras más avanzamos y mientras más generamos productos innovadores, más adictos nos volvemos a ellos. Abarrotarnos de cosas no nos hará felices. Obviamente, no está mal adquirir bienes, valerse de los adelantos tecnológicos y productos que nos permiten una vida mejor y disfrutar de lo que tenemos. Lo malo está en que pongamos en ellos la causa de nuestra felicidad.

Dios anhela darnos un corazón nuevo que pueda amar de tal manera, que lo material no obstaculice nuestra alegría. Porque ésta, a veces, se halla condicionada por la economía y fluctúa, como fluctúa la economía. Dios quiere darnos ese gozo suyo que nadie lo puede quitar, que no depende de las circunstancias. Él es en verdad bueno y generoso. Quiere ayudarnos y lo hará si se lo pedimos. Pero quiere que sepamos que la Fuente de nuestro gozo y alegría es Él. Dios es la Fuente de nuestra felicidad y de nuestra vida.
 
Quizás pensemos mucho en lo que Dios puede darnos, mientras que Él quiere bendecirnos de manera integral. No sólo con cosas pasajeras, como abrigo, sustento, salud, prosperidad, un buen pasar, un buen vivir. Él quiere bendecirnos para siempre. Quiere transformar nuestro corazón... Lo demás, nos lo dará como un regalo.
 
Fuimos creados para ser felices. Solamente en Dios, nuestro Creador,  hallamos la felicidad verdadera. Él es la Fuente, el origen de todo lo bueno. Creámosle a Dios. Creamos en Jesús y habremos encontrado la dicha imperecedera y la vida eterna.
¿Ya lo comprobaste? Si no, te invito a que hables con Dios, a que lo conozcas y tengas una relación personal con Él. Te darás cuenta de que fue la mejor decisión de tu vida.

domingo, 10 de octubre de 2021

Legados

¿Has pensado en tu legado? ¿Y en la naturaleza de tu legado? 
De alguna manera, todos dejamos un legado de alguna clase, ya sea forjado intencionalmente, o adquirido mediante conductas y decisiones. El resultado de esa suma de decisiones, el balance de un arduo trabajo, la consecución de objetivos planificados y anhelados. En resumidas cuentas, la consecuencia de nuestro paso por esta vida.

Admítase o no, nuestra vida es un andar que deja huellas. Ya sea con nuestras palabras o nuestros silencios, con nuestras acciones o abstenciones, dondequiera que estemos, influenciamos. Impactamos a quienes nos rodean y esa influencia afectará, a su vez, a otros. Depende de nosotros que dicha influencia sea buena, noble y digna.

Quizás no pensamos en ello a menudo, pero, todos tenemos una historia personal que escribimos a diario, sin darnos cuenta. Con aciertos y desaciertos, fracasos y superaciones. Esa historia será parte de nuestra herencia.

Interactuando, aprendiendo, desarrollando capacidades y asumiendo riesgos, crecemos, maduramos, somos nosotros mismos. Así vamos determinando nuestro rumbo, dejando una marca que puede convertirse en un legado.

Cuando entregamos nuestra vida a Dios, Él nos guía para cumplir sus propósitos y alcanzar las metas que Él fijó. Nos dirige y transforma nuestra vida en una herencia bendita para otros.  

El legado indeleble y perdurable para las siguientes generaciones, es el que Dios preparó de antemano. El mayor, el que acerca a los hombres a Dios y que imparte su amor que salva.

El anhelo de Dios es revelar su amor a los que están lejos y a los que están cerca. Podemos sumar nuestra vida a ese propósito sublime, haciendo que cada día cuente, construyendo no sólo nuestra herencia material y familiar sino un legado espiritual que trasciende el tiempo y las personas. 

Cumplir la misión de mostrar a otros el Camino que nos lleva a Dios y formar vidas que prosigan con ella; transmitir la vida de Cristo a las nuevas generaciones, capacitándolas así para impactar el mundo que les tocará presenciar; vivir la Verdad de Dios en el amor de Dios mostrando que con Él es posible una vida íntegra... En fin, un legado espiritual que cimente las vidas en la Palabra de Dios, siempre serán el mayor legado.

miércoles, 6 de octubre de 2021

Cimiento inamovible

Ciertamente en este mundo todo es pasajero. Incluso lo que pareciera estable y seguro siempre es pasible de modificaciones. La inmensidad de la internet es comparable a su propia fragilidad. El planeta, nuestro hábitat, está en continuo cambio. En tanto, procuramos vivir seguros, inmersos en las inseguridades de toda clase que nos rodean. Aun así, existe un fundamento firme, que no es pasajero, en el cual se desvanece la inestabilidad y todo temor.

Cuando ponemos nuestra confianza en Dios y creemos en Él, podemos descansar en que todo estará bien. Y no es una mera suposición ni una declaración positiva. Es una verdad bíblica. Tenemos en Dios un lugar inexpugnable adonde acudir, una fuente de seguridad inagotable; un ancla segura del alma que nos llena de inexplicable paz. 

Dios es nuestra defensa imbatible, refugio nuestro, nuestro guardador. Solamente en Él hallamos ese cimiento firme y eterno, inamovible, que sustenta nuestra vida hoy y para siempre. Sólo en Dios podemos vivir confiados. Realmente.

Dios está más interesado en nosotros de lo que imaginamos, porque nos ama de verdad. Envió a su Hijo, Jesús, para que por medio de Él podamos conocerlo y confiar en ese amor transformador y poderoso. Él persiste en buscar que entendamos cuánto nos ama, cuánto quiere compartir nuestra vida, y ayudarnos.

Aunque no lo creas, aunque no lo sientas, Dios es real. Nos creó libres para poder elegirlo por amor. Él te conoce desde antes de que nacieras. Siempre ha estado cerca de vos, dispuesto a ayudarte. Respeta tus decisiones y nunca te obligará a que lo aceptes: quiere que vos decidas libremente. Podés elegirlo hoy y ahora mismo. Sin lugar a dudas, verás que con Dios la vida es distinta, con paz, llena de desafíos y aventuras pero con una seguridad que nunca antes conociste.

"A todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios" (Juan 1:12).

viernes, 1 de octubre de 2021

El Incomparable

Quienes buscan a Dios hoy en día se encuentran con muchas y diversas propuestas de índole espiritual. La cuestión es que, el hecho de que algo sea supuestamente "espiritual" no significa que provenga de Dios. ¿Cómo saber lo que es realmente de Dios? 
 
Muchos fundadores de sectas y otras religiones pretenden compararse con Jesús, pero olvidan que ellos son sólo humanos. ¿Cómo podrían los mortales compararse con el Hijo de Dios? No existe comparación posible. Ellos murieron y siguen muertos. Pero Jesús, murió y volvió a vivir; murió en la cruz para salvarnos y resucitó. Vive para siempre. Él no es un simple mortal. Es el Hijo de Dios que vino a mostrarnos a Dios y a darnos la posibilidad de ser hechos hijos de Dios, por la fe.
 
Dios nos dejó su palabra escrita, la Biblia. En ella lo encontramos. Él se da a conocer para que sepamos cuál es el verdadero Dios que da vida eterna. Esa vida está en su Hijo, Jesús, el Cristo.

"¿Con quién me compararán? ¿Quién es igual a mí?", pregunta Dios mismo (Isaías 40:25, NTV). No hay lógica en comparar al Creador con  su creación. Por eso, Él  habló a la humanidad y lo dejó por escrito, para que nadie se confunda. Todo el que busque a Dios lo encontrará en su Palabra.

Él es el Hacedor; nosotros su creación:  creados con un propósito. "Somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros tiempo atrás. (Efesios 2:10, NTV).

¿Ya lo conocés? ¿Conocés a Jesús? Si no, te invito a acercarte a Él, creyendo y confiando en su gran amor. Verás que indudablemente, nada ni nadie pueden compararse a nuestro Dios, el Incomparable.

martes, 28 de septiembre de 2021

"Te lo prometí."

Quiero contarte... para que vos también lo puedas recibir. Jesús dijo: "Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo". Hoy me recordó esta promesa, otra vez. Ciertamente, nuestras palabras humanas no alcanzan para mostrar el amor de Dios y su amada voz. Pero, lo intento así, parafraseando humanamente:

"Aquí estoy. A tu lado. Yo sé que tus preocupaciones a veces te obnubilan. Sé también que en la vida se nubla la vista muy fácilmente y no podés ver que sigo obrando siempre. Quiero que sepas que estoy aquí aunque no me veas, aunque se te olvide. Te lo prometí. 

No te dejes engañar por lo que sentís: incluso cuando te sentís solo yo estoy acompañándote, como te prometí.

Aunque te parezca que algo es imposible, sabés que para mí nada lo es. No te preocupes tanto.

¡Te amo como siempre! Siempre te amo. Sos mi obra maestra, mi hijo amado, mi muy amado, la alegría de mi corazón. 

Si no podés escucharme claramente, callá los ruidos leyendo mi Palabra escrita: mi voz te será clara. Hablaremos tranquilos, vos y yo.

Sé todo lo que pasa. Te conozco bien. Sigo siempre a tu lado. Aquí estoy. Yo te ayudo.

Hoy quiero recordarte lo que te prometí: Nunca te dejaré ni te desampararé. Sos más que vencedor, siempre y para siempre. Yo te lo prometí."

¡Qué hermosa certeza! Si Dios lo prometió, ¡lo cumple!

¿Conocés a Jesús? ¿Tenés una relación personal con Dios, un diálogo, una amistad? Te invito a que te acerques a Él en oración, hablándole. Él te escucha y te responderá. Anhela que sepas que te ama mucho y quiere acompañarte así, para siempre.

De tal manera nos ama Dios, que envió a su Hijo, para que todo el que cree en Él, no se pierda y viva para siempre.

martes, 21 de septiembre de 2021

Relato de primavera

Y aquí está, esta primavera muy esperada con expectativas obvias. Con cambio climático y todo, pero primavera al fin. ¡Al fin primavera!
 
Tratamos de mirar con empatía este tiempo, dejando atrás un invierno que saturó con inseguridades otra vez. El país intenta seguir adelante, osadamente, mientras muchos persisten, con prudencia, en no enfrentarse al virus escondido todavía en la primavera. 
 
En esta realidad pandémica, por hartazgo o por necesidad, se sale al ruedo de la lucha, que más que nunca, es indudablemente desigual. Hay que salir, vivir  "en el afuera" después del aislamiento, a pesar de todo. Es necesaria la empatía. No somos los mismos. De una u otra manera fuimos cambiados, todos.  Por eso, si extrañás a quien partió, o celebrás estar juntos y todos; si añorás ese empleo, o emprendés algo nuevo... de igual manera, todos necesitamos saber que Dios nos ama y quiere ayudarnos a seguir adelante, con Él.

La vida resurge en este septiembre sureño. Hay esperanza, en verdad, porque Dios está con nosotros. Necesitamos, nosotros, estar con Él y ser conscientes de nuestra mayor carencia.

Que en esta primavera podamos resurgir de nuestros sucesos individuales, para encontrar que Dios es real y está al tanto de todo;y que le importamos más de lo que suponemos.

Confiemos en Dios, que dirige los tiempos, y pongamos la esperanza en su amor tan grande y en su poder que es infinito. Con Él vamos seguros, caminando juntos hacia el futuro, sin temor, a pesar de todo. ¡El Dios que nos creó ama infinitamente a esta contradictoria humanidad!

sábado, 18 de septiembre de 2021

Eterna

En este siglo tan versátil y voluble de cambios muchas veces drásticos, han surgido cuestionamientos y desafíos impensados. Todo parece ser pasible de cuestionamiento. Aun así, en medio de tanta "inestabilidad" sigue firme la declaración bíblica: "La palabra de nuestro Dios permanece para siempre" (Isaías 40:8). Aunque todo lo demás se desestabilice, la Palabra de Dios, la Biblia,  permanece inamovible. La Palabra es eterna, siempre vigente. De igual manera, sus promesas y su poder.

El mensaje del evangelio es un llamado a recibir el amor de Dios y su socorro. Sólo en Dios estamos a salvo, firmes, seguros, en paz. Podemos acudir a Él libremente, creyendo en Él y en su Palabra. 

No hay secretos para una vida diferente y en verdad victoriosa: "Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo"; es una promesa que transformará tu vida y tu futuro para siempre. Para permanecer en esa victoria la clave es vivir en dependencia de nuestro Dios, leer la Biblia, creerla y ponerla en práctica. 

Si todavía no lo experimentaste, no te lo pierdas. Comprobalo por vos mismo.

lunes, 13 de septiembre de 2021

Diálogos

"Estás aquí, como siempre, mientras navego en el mar de palabras buscando describirte mejor. Estás aquí mientras intento decir cómo sos. Mientras escribo y vuelvo a escribir, aquí estás. Y sé que esta certeza de que estás conmigo no es una mera idea: es tu promesa. La promesa que vivo y la que viven millones de millones de personas en el mundo hoy. Los que te amamos, los que te creemos, los que te hemos recibido, sabemos que estás con nosotros, como lo prometiste. Así. En silencio, a veces; hablándonos, otras.

El diálogo a diario: Mi voz. Tu palabra.

Me pregunto cómo transmitir que sos tan real, tan bueno. Y recuerdo tus palabras: "Deciles que les amo y que nunca los dejaré". Quisiera contarles tantas cosas. Pero, a este mundo que escucha estridencias, creo que le cuesta escuchar tu voz.

Pienso, entonces, que quizás escuchen esta voz callada; esta voz escrita, que es tan sólo eco, sólo un débil eco, de tu gran amor.  Que alguien hoy te encuentre y su vida cambie para siempre. Que hasta las palabras formen ese puente hacia el Camino que conduce a vos. Que puedan escucharte, que puedan entregarte su vida entera y darse cuenta que conocerte es posible.

Y sabrán, entonces, que no hay palabras que sean tan sublimes para describirte tal cual como sos. No existen palabras para describirte. Apenas reflejan todo lo magnífico y todo lo excelso que sos, mi Señor y Dios.

Tu anhelo es que escuchen. Quisiera que vean que es fácil hallarte, que vos no estás lejos, que Jesús ya vino, y que hizo posible encontrarte, si tan sólo te buscamos de todo corazón.

Sé que muchos miles no saben de vos. Por eso te pido, te pido otra vez, que tu voz recorra el mundo entero, diciéndole a todos que hay esperanza y oportunidad; que sos bueno y justo, que sos el Salvador. Sos el Dios que acepta. El que no abandona. El Dios que nos ama. El único Dios."

lunes, 6 de septiembre de 2021

Nueva normalidad

Al finalizar la pandemia, volveremos a la "nueva normalidad". Una realidad modificada obligatoriamente por las circunstancias. Quizás retomaremos el ritmo de vida anterior, con los cambios inevitables y los nuevos hábitos. Algunos son tan buenos, que deberíamos adoptarlos para siempre: rutinas saludables, conductas nuevas y nuevos enfoques. 

La vida espiritual también fue impactada en este tiempo. Muchas personas han acudido a Dios, han vuelto a una relación con Él. Se afirmaron en su fe. Muchos fortalecimos ese vínculo maravilloso con Dios y descubrimos incontables muestras de su bondad y su compasión infinita.

Tenemos una magnífica oportunidad de sacar lo mejor de estos años, buscando ser, como suele decirse, "la mejor versión de nosotros mismos". Volver mejores depende de nosotros. Tal vez debamos adquirir aún nuevas pautas para la vida diaria, para las relaciones, para el trabajo, para la vida social y familiar. Y, por supuesto, también para nuestra vida espiritual. Volveremos mejores, con la ayuda de Dios.

Que no "volvamos a lo de antes". Que sea más bien un avanzar con nuevo empuje y entusiasmo, con una mentalidad transformada -transformada otra vez-, renovada, "reseteada y actualizada". 

Que sea implementemos cambios profundos, internos y externos. Que en cada ámbito podamos poner en práctica lo aprendido, compartir, como nunca antes, el amor recibido de Dios y experimentar la realidad de su existencia.

Con Dios, volveremos mejores y con metas más claras, con fines más nobles. Volveremos más fuertes, porque Él nos acompaña.

lunes, 30 de agosto de 2021

Súper héroes

Superarnos es loable. Reconocer nuestros límites también lo es. Muy a menudo actuamos como si fuera necesario ser súper héroes, ¿verdad? Nos sentimos impelidos y presionados. Nos exigimos, nos desvelamos por alcanzar objetivos y por lograr lo imposible, a veces, incluso con riesgos para nuestra salud. Las metas, obviamente,  son buenas, pero, siendo realistas, debemos reconocer que somos débiles, aunque no nos guste decirlo y en ocasiones, vulnerables. Aun así, debemos saber que somos fuertes en cierta manera. Fuertes, pero con fuerza limitada. No súper héroes. Tenemos límites, y está bien: eso debería protegernos de nuestra propia arrogancia.
 
En medio de los éxitos más grandes, o en las crisis más profundas, todos necesitamos saber que Dios existe y está interesado en nuestra vida, en lo que nos pasa. Necesitamos saber que Dios ha prometido ayudarnos y Él conoce nuestras limitaciones.
 
En ocasiones, puede resultar fácil sentirnos abrumados, menoscabarnos o ser menoscabados. Encontraremos dificultades y obstáculos siempre, de una u otra manera. Pero, eso es parte de nuestro "entrenamiento" como superadores y vencedores. Seguramente habrá ocasiones en que te desanimes. Pero no te quedes ahí. No nos quedemos en ese punto. Vayamos a Dios y hablémosle. Él nos conoce tal cual somos. Solamente nos pide que confiemos en Él.

El secreto a voces es este: No estamos solos. Dios está con nosotros. Somos muy amados. Fuimos creados para ser victoriosos con Dios. Él es más real que este mundo concreto de realidades materiales y humanas. 

Si te has decepcionado por no ser un súper héroe, recordá que la verdadera fuerza se halla en la debilidad. Cuando nos reconocemos débiles, Dios nos fortalece con su poder y hace realidad nuestros imposibles.

Anhelo que puedas recordar esto siempre, en los buenos tiempos y en los difíciles: Dios es real. Dios te ama. Dios es tu fuerza y tu pronta ayuda.

¡Le importás mucho! Nunca dudes en pedir su ayuda. Está muy cerca de vos.