viernes, 6 de abril de 2018

Espera activa

Nos resulta más fácil poner manos a la obra, que esperar. A muchos nos resulta fácil lindar con el hiperactivismo sin ninguna culpa, que esperar.

Analizamos qué hay que hacer y procuramos "hacerlo ya". A veces es necesario, pero no siempre. Muy a menudo, lo primordial es esperar, preparar y actuar en consecuencia. Los resultados probablemente serán mejores. Lo sabemos, y frecuentemente lo olvidamos en medio del impaciente trajín diario.

El tiempo de espera puede ser muy fructífero. Esperar no significa estar inactivos, pasivos y ociosos. Consideremos y analicemos, seamos cautos y prudentes, teniendo en cuenta las diferentes variables y posibilidades. Ocupemos el tiempo para proyectar, planificar, organizar en vez de lanzarnos a "la aventura sin límites".  Y después, seguramente celebraremos esa decisión.

Que Dios sea parte de nuestra vida. Que Él tome parte en nuestras decisiones. Aunque nos ha dado libre albedrío para decidir lo que consideremos mejor, Él puede y quiere ayudarnos. Quiere evitarnos fracasos y problemas innecesarios. y guiarnos para que seamos más sabios. 

"Pon en manos del Señor toda tus obras, y tus proyectos se cumplirán" (Proverbios 16:3, NVI)