¡El otoño es tan lindo! La temperatura, el aire, ¡los colores! Hasta el gris de las calles, con los dorados y ocres de los árboles. Nos invita a salir, sin el agobio del verano. Cada estación tiene su encanto. Aunque, claro, ¡no es lo mismo un invierno en Buenos Aires Capital que en el Bariloche blanco! Concluyo que los cambios son buenos. Los necesitamos. Y cuántas veces rehuimos de ellos...
Un cambio personal puede salvar una relación, un matrimonio, una empresa, una carrera, una vida. Y un buen cambio genera buenos cambios. Fuimos creados para cosas buenas, para tomar buenas decisiones y vivir
buenos cambios. Hay un Dios en los cielos que está pendiente de la
tierra, de cada uno de nosotros. Atento a lo que nos pasa.