jueves, 14 de junio de 2018

Descubrí esa vida

Si nos proponemos podemos hallar momentos de quietud. A algunos quizás les parezca imposible. Pero depende de nosotros. Un minuto puede hacer la diferencia. Detenernos y respirar hondo, contemplar un instante el cielo. Dejar el celular y mirar el paisaje mientras viajamos. Bajar el ritmo y disfrutar el café. Escuchar con atención dejando lo demás. Deternos en la mirada. Un momento, pequeñas coass, pueden ser muy importantes. Corremos demasiado la mayoría de las veces.

Dios nos conoce y nos llama a calmarnos y descansar en Él. La oración es un mandato de amor. Dios pide que oremos a solas con Él, porque sabe cuánto necesitamos eso. Dios no necesita que oremos; Él no necesita nada. Nosotros sí. Cuando cerramos la puerta para orar a solas, "apagamos" todo lo demás. Eso aquieta nuestra alma y beneficia incluso nuestra salud. Conversar con Dios en oración es un regalo que Dios nos da. Hay una vida diferente y maravillosa que nos espera cuando nos habituamos a esos tiempos de hablar con Dios. Hay una vida en Dios cuya riqueza inimaginable debemos descubrir cada día.