sábado, 30 de septiembre de 2023

No extrañarte

Afanados por lo inmediato quizás perdemos momentos irrepetibles. Cada vez resulta más evidente que la vorágine actual en que vivimos nos priva, si lo permitimos, de la belleza inusitada de momentos únicos. Forzados por obligaciones y responsabilidades tendemos a estar imbuidos y absortos en lo intrascendente.

Tiene suma importancia que nuestras obligaciones no sean causa del detrimento de nuestras relaciones. Si estamos tan ocupados que descuidamos un vínculo quizás debamos plantearnos realizar cambios. A nivel humano es importantísimo. En nuestra relación con Dios, es vital.

Nuestro Dios no es Alguien a quien debamos extrañar. Por el contrario, no dar lugar siquiera a esa posibilidad. Extrañamos a alguien cuando no estamos juntos, cuando estamos separados o no nos vemos con frecuencia. Dios es el centro y razón de nuestra vida. Nuestro Salvador, el Mejor Amigo, el confidente inmediato en la alegría y en la adversidad. Él es quien me lleva a procurar vivir continuamente en su presencia.  Nuestra cercanía debe ser continua, ininterrumpida.

Dios nos ama tanto que nos llama a vivir cada instante en su presencia, permitiendo que Él sea parte de todo nuestro vivir. Si lo hemos dejado de lado, pidamos su perdón y abracemos este vínculo trascendente que constituye el ser hijos amados de Dios.

"Dios mío y Señor, amigo fiel, ¡no quiero extrañarte! Quiero tenerte a mi lado en todo tiempo y que compartas mi vida. Quiero encontrarnos en oración todos los días, cuando vos quieras. Charlar de lo quieras, conversar y recibir de Vos esa amistad sin igual. Conocerte cada día más, parecerme a Vos cada día más, dejando esa mala manera de vivir que te entristece y viviendo como te gusta: de la mejor manera. Estás conmigo cada instante, pero miles de veces me ausenté de tu abrazo por llenarme de afanes y obligaciones...No quiero extrañarte, amado Jesús. Precioso Rey, que tu presencia sea mi mejor compañía para siempre!"

 

sábado, 23 de septiembre de 2023

1- Amados

 * Serie de cuatro artículos:
 
 👉  1-Amados   2-Separados   3-Rescatados   4-Aceptados

 
Somos amados desde antes de nacer. Somos observados y mimados desde antes de nacer. Dios el Creador es un Dios bueno, el dador de la vida. Nacemos por su voluntad y su designio, con propósitos específicos. No hay azar ni casualidad en eso. Al nacer transitamos la vida de diferentes maneras, ajenos quizás al Dios de amor que nos dio la vida, viviendo realidades distintas, pero bajo la mirada del Creador. Esta es una realidad irrefutable y eterna, que permanece inalterable. Sea que la aceptemos o no, permanece asequible para todo el que elija creer, vivirla y disfrutarla. La realidad más importante y trascendente para todos nosotros es que Dios existe y que Dios nos ama. 

Todo lo bueno proviene de Dios porque Él es Bueno. Tal es así, que dejó por escrito todas las cosas para que creamos, para que podamos conocerlo de una manera personal. La Biblia es el Libro que Dios nos dejó para todas las generaciones. En este Libro, que es la Palabra de Dios, encontramos esta inefable verdad: Dios es amor.

No sólo tiene amor; no sólo lo comparte; no sólo hace todo lo que hace movido por amor, sino que Él mismo ES amor. La esencia de su Persona es amor. Su característica más profunda es que Él es amor. Por supuesto, a nuestra mente es posible que le cueste entenderlo. Pero, así es Dios.

La Biblia nos relata quién es Dios, cómo nos creó, cómo creó todo, y su propósito para la vida de cada uno de nosotros. Nos cuenta cómo Jesús, su Hijo, vino para hacer posible que conozcamos a este Dios único y vivamos en amistad con Él.

Él nos creó para que podamos conocerlo y tener una relación personal con Él, y experimentar su amor y su paz. Él nos ofrece amor y vida eterna:

Pero, entonces, ¿por qué no todos conocen a Dios? ¿Por qué no todos creen en Él y no viven esa vida abundante que Dios prometió?

Porque hay algo que nos impide conocer a Dios personalmente: El pecado. La inclinación al mal, esa inclinación que existe en el corazón humano. Eso lleva a tener la tendencia a dudar de la existencia de Dios. Pero, hay algo más: Hay oportunidad... ¡Dios mismo proveyó la solución!



sábado, 16 de septiembre de 2023

2- Separados

Criaturas creadas buenas por un Dios bueno y perfecto. Eso éramos, pero, ¿qué pasó? Él nos hizo libres para decidir por nosotros mismos. Es que Dios nos ama y desea que podamos elegir( libremente) amarlo también. Los primeros seres humanos, usando esa libertad de elegir, eligieron ser independientes y dejar de lado a Dios, desobedeciendo y eligiendo el mal en vez del bien. El egoísmo, el orgullo, la desobediencia, la rebelión, la maldad separaron de Dios a la humanidad.

El mal pasó, entonces, a la vida humana contaminando todo y cortando la relación con Dios. La Biblia lo llama pecado. La relación original se quebró: ¡el mal nos separó del Dios bueno! Desde entonces, todos los seres humanos somos pecadores y estamos separados de Dios. 

El ser humano busca en ocasiones alcanzar a Dios por medio de sus propios esfuerzos, supuestos  méritos, buenas obras; recurriendo a filosofías o religiones, pero siempre falla en ese intento. Dios es santo, libre de toda maldad,  y perfecto. El hombre es pecador. Por tanto, hay una separación inevitable. La Biblia dice: “Todos han pecado y están privados de la gloria de Dios...” y "La paga del pecado es muerte" (es decir, separación espiritual de Dios).

Por nosotros mismos no podíamos conocerlo y acceder a Él. Aún así, Dios, que nos ama, proveyó el medio para volver a Él. ¡Él se hizo cargo!  Dios envió a su Hijo, Jesús, a rescatarnos. 



sábado, 9 de septiembre de 2023

3- Rescatados

La historia humana es una historia de rescate. Perdidos en nuestra propia rebeldía e independencia, a merced del pecado y la maldad, andábamos sin rumbo y sin esperanza.  Pero el amor de Dios no se quedó inactivo: Dios preparó el rescate para salvarnos. ¿De qué manera podía ayudarnos Dios? Envió a su Hijo con una misión: " De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo único, para que todo el que crea en él no se pierda, sino tenga vida eterna". Jesús murió en la cruz por cada uno de nosotros, en nuestro lugar. Lo hizo porque nos ama. Pagó por nuestros pecados y resucitó, volvió a vivir, para ofrecernos perdón y una estrecha relación con Dios. Para rescatarnos. Por medio de Jesús somos libres de todo el mal en que nos metimos como humanidad. ¡Por medio de la fe en Jesús somos rescatados!
 
El pecado ya no tiene que separarnos de Dios: si creemos en Jesús, podemos comenzar a vivir en amistad con Dios. Él nos promete vida y vida eterna. Jesús dijo: "Yo soy el camino, y la verdad y la vida; nadie puede llegar al Padre si no es por mí". Quizás muchas veces intentamos conocer a Dios sin lograrlo. Pero, Jesús nos dice: "Vengan a mí." 

Por la fe en Jesús, somos hechos hijos de Dios. Ya no somos simples criaturas; somos sus hijos muy amados y podemos relacionarnos personalmente con Él. Somos parte de la familia de Dios

.Por la fe, permitimos que Dios nos rescate, que Jesús nos salve de la muerte y anule esa separación de pecado. 

¿Creés que Jesús es el Hijo de Dios, que murió en la cruz y resucitó para darte perdón y una vida eterna?  Podés permitirle ser parte de tu vida. Más aún, que Él gobierne tu vida, porque Él sabe la mejor manera. Vos decidís, libremente. Al recibir a Jesús en tu corazón y en tu vida, Él transformará tu existencia y tu futuro para siempre.





sábado, 2 de septiembre de 2023

4- Aceptados

La aceptación es algo que nos atañe a todos. Nos preocupa, en tiempos de tanto bullying, que los niños aprendan a aceptarse unos a otros tal como son. Nadie quisiera sentirse rechazado. Sin duda, todos anhelamos ser aceptados, ya sea que seamos conscientes de ello o no. No fuimos creados para el rechazo, sino para la aceptación. Dios nos ama tal cual somos y nos da en Jesús la oportunidad de ser aceptados, de ser libres del mal y de conocer a Dios de una manera única. 
 
Él dice que "A todos los que lo recibieron (a Jesús), a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios." Por lo tanto, es indispensable que recibamos a Jesús reconociéndolo como nuestro Señor y Salvador. ¿Cómo lo recibimos? Por medio de la fe, creyendo. Así somos hechos hijos de Dios.

El recibir a Cristo significa creer y aceptarlo; volver a Dios, en arrepentimiento, confiando en Jesús. Él hará lo que promete: viene a nuestra vida y perdona nuestros pecados. Nos da la libertad para ser esa persona que Él quiere que seamos. Nos ayuda a conocerlo más y más. Hace posible vivir a diario con Él, en una relación personal que se va forjando en amistad en la medida que crecemos y obedecemos su palabra..

Podés recibir a Jesús por fe, ahora mismo. mediante la oración. La oración es simplemente hablar con Dios. Él ya te conoce y sabe todo de vos. Al hablar con Dios, Jesús entrará a tu vida, tal como lo prometió y te dará un nuevo corazón. Así comenzarás a percibir la paz que sólo Él puede dar. El siguiente es un ejemplo de cómo hablar con Él, pero podés usar tus propias palabras:

“Señor Jesús, yo creo en vos y en lo que hiciste por mí. Quiero conocerte y tener una relación personal con vos. Abro mi corazón y te recibo como mi Salvador y Señor. Gracias por morir en la cruz por mí. Gracias por perdonarme y darme vida eterna. Acompañame y sé parte de mi vida para siempre. Gracias, Señor. Amén."

Dios nos acepta, nos hace bien y nos da vida eterna.