sábado, 23 de septiembre de 2023

1- Amados

 * Serie de cuatro artículos:
 
 👉  1-Amados   2-Separados   3-Rescatados   4-Aceptados

 
Somos amados desde antes de nacer. Somos observados y mimados desde antes de nacer. Dios el Creador es un Dios bueno, el dador de la vida. Nacemos por su voluntad y su designio, con propósitos específicos. No hay azar ni casualidad en eso. Al nacer transitamos la vida de diferentes maneras, ajenos quizás al Dios de amor que nos dio la vida, viviendo realidades distintas, pero bajo la mirada del Creador. Esta es una realidad irrefutable y eterna, que permanece inalterable. Sea que la aceptemos o no, permanece asequible para todo el que elija creer, vivirla y disfrutarla. La realidad más importante y trascendente para todos nosotros es que Dios existe y que Dios nos ama. 

Todo lo bueno proviene de Dios porque Él es Bueno. Tal es así, que dejó por escrito todas las cosas para que creamos, para que podamos conocerlo de una manera personal. La Biblia es el Libro que Dios nos dejó para todas las generaciones. En este Libro, que es la Palabra de Dios, encontramos esta inefable verdad: Dios es amor.

No sólo tiene amor; no sólo lo comparte; no sólo hace todo lo que hace movido por amor, sino que Él mismo ES amor. La esencia de su Persona es amor. Su característica más profunda es que Él es amor. Por supuesto, a nuestra mente es posible que le cueste entenderlo. Pero, así es Dios.

La Biblia nos relata quién es Dios, cómo nos creó, cómo creó todo, y su propósito para la vida de cada uno de nosotros. Nos cuenta cómo Jesús, su Hijo, vino para hacer posible que conozcamos a este Dios único y vivamos en amistad con Él.

Él nos creó para que podamos conocerlo y tener una relación personal con Él, y experimentar su amor y su paz. Él nos ofrece amor y vida eterna:

Pero, entonces, ¿por qué no todos conocen a Dios? ¿Por qué no todos creen en Él y no viven esa vida abundante que Dios prometió?

Porque hay algo que nos impide conocer a Dios personalmente: El pecado. La inclinación al mal, esa inclinación que existe en el corazón humano. Eso lleva a tener la tendencia a dudar de la existencia de Dios. Pero, hay algo más: Hay oportunidad... ¡Dios mismo proveyó la solución!



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