sábado, 4 de mayo de 2019

Momentos

Sin lugar a dudas, las actividades puede atraparnos.El trabajo, los compromisos, los horarios, el estudio, el uso de la tecnología. Vivimos en constante actividad casi sin pausa. Y hasta podemos considerar que no es tan necesario ese tiempo extra de descanso. Sin embargo, unos minutos pueden renovarnos completamente. No será pérdida de tiempo. Una siesta de veinte minutos seria ideal, pero no siempre es posible. 
 
Si estamos trabajando, quizás baste con disfrutar minutos de silencio. Dejar el teclado un momento, no mirar las pantallas. Quizás un té, un mate, un café. Un momento de quiebre de esa corrida en la que venimos desde la mañana. Más aún, considerar las cosas importantes de la vida y volver a enfocarnos en ellas.

Los cristianos tenemos un tiempo especial: el de la oración. Amamos orar, ¡hablar con Dios! Dialogar.

Es un tiempo de quietud, en conversación con Dios, en que podemos contarle todo lo que vivimos  y en que Él nos regala su paz. Detenernos a orar, en nuestro corazón, con nuestro pensamiento, en cualquier lugar y en cualquier momento es un privilegio que no debemos olvidar. Nos ayuda a detenernos un poco. Y nos conecta con lo más preciado:  nuestro amado Dios. ¡Jesús lo hizo posible!

¿Conocés a Jesús? Te invito a que le digas que querés conocerlo. Será la decisión más importante de tu vida. Y nunca olvidarás ese día. Él es nuestra paz.