viernes, 23 de abril de 2021

Mil mensajes

Alguien lo hizo para mí. Indudablemente. Lo sé. Lo entiendo al observar esas calles transformadas, coloridas, la transición de tonos, impecable. La adaptación tranquila de los árboles. La atmósfera que cambia. Hay una belleza intrínseca que no es casual. Al caminar sobre las hojas secas, amarillas, tostadas y crujientes. En los matices de las nubes y sus formas, sus blancos, grises y azules. El ángulo modificado del atardecer, la brisa fresca, tampoco son casuales. ¡Fascinante! Todo eso,  Alguien lo hizo para mí. Para mí, para vos, para todos, por supuesto. No hay nada dejado al azar, ni "hecho por el azar". 
 
Dios creó todo con lujo de detalles. Lo hizo todo bueno. Descubrimos que hay muestras de su amor eterno rodeándonos todo el tiempo. 
 
Podemos creerle a Dios. Absolutamente. Si confiás en Él, percibirás que es un regalo todo lo hermoso que preparó en cada estación.

Verás que Él te ha dejado mil mensajes de su bondad,  ¡en todas partes!

Te deseo que tengas un encuentro con el Dios que nos ama. Que puedas hablarle y escucharlo. Aceptar su amor y recibir su salvación. Dios envió a Jesús para buscarte y que encuentres el camino hacia Él. 

Si le creés a Dios, si creés en Jesús, comprobarás que ¡no existe nada que pueda compararse!

viernes, 16 de abril de 2021

El Refugio

No ha terminado. Seguimos el proceso de la pandemia todavía en curso. Con vacunas, pero una vez más, con lugares de esparcimiento y actividad física cerrados; jardines, escuelas, colegios y universidades, cerrados, practicando  la virtualidad. Templos silenciosos y cerrados.

Aun así, la Iglesia sigue viva y fuerte: los hogares se volvieron refugios. Se tornaron templos de adoración. Nuestras casas se llenan de oración y de alabanza. Y recordamos, aún más, que el Dios que nos esperaba en las iglesias en la mañana del domingo, comparte nuestros días, las 24 horas... ¡maravillosa verdad! 

Dios está conmigo. Dios está con vos. Con todo el que confía en Él y le cree.

La Iglesia no es material: es el baluarte de la verdad, afirmado en cada corazón donde habita el Cristo que nos rescató y nos hizo hijos de Dios. Nosotros, sus hijos, somos la Iglesia y, más que nunca, somos conscientes de que Él nos acompaña en todo tiempo. 

Que los  hombres busquen en casa al Dios que les dio la vida. Que le hablen y clamen, porque Él los escucha. Que tengan fe y confíen porque Él está cerca. No están solos. Dios está. Dios es nuestro refugio fuerte.

Dios sigue amándonos. Sigue esperando que todos acudamos a Él, porque Él respeta nuestra decisiones. Nunca nos obligará a confiar en Él, pero, si creemos en Él y en su Palabra, veremos con nuestros ojos que ¡para Dios nada es imposible!

viernes, 9 de abril de 2021

¡Jesús vive!

En Semana Santa recordamos lo que Cristo hizo por amor a la humanidad. Aunque el primer hombre y la primera mujer desobedecieron a Dios y dieron cabida al pecado y todos los males que conlleva, Dios mismo había previsto el rescate. La Biblia relata los hechos y nos cuenta cómo Dios preparó todas las cosas para salvarnos. 
 
Jesús entregó su vida para rescatarnos del mal. Resucitó al tercer día, como había prometido, dándonos salvación eterna. Invistió de poder a los apóstoles para difundir ese mensaje a todo el mundo: el evangelio. Por medio de la fe en Jesucristo, creyendo en Él, somos hechos hijos de Dios, reconciliados con Dios.
 
Jesús ocupó nuestro lugar, pagó por nuestro pecado con su vida para que podamos recibir el regalo de la vida eterna: "La paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro" (Romanos 6:23). 
 
"Mas a todos los que le recibieron a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios" (Juan 1:12)
 
¿Y vos? ¿Creés que Jesucristo es el Hijo de Dios? ¿Creés que Él te ama y murió y resucitó por vos? Lo hizo para darte vida y vida eterna. Aceptá lo que Dios nos ofrece por su gran amor. Si recibís a Jesús en tu corazón, Dios perdonará todos tus pecados, te librará de la culpa y te dará la verdadera vida. ¡Jesús vive!  
 
 
Nota de imagen: 
“Los discípulos Pedro y Juan corren al sepulcro en la mañana de resurrección” (1898) de Eugène Burnand, (1850-1921) en el Musée d’Orsay, París, Francia.
El cuadro retrata el momento en que “Pedro y el otro discípulo”, identificado con Juan, “corrían los dos juntos” hacia el sepulcro vacío.

jueves, 1 de abril de 2021

Creer

En la vida diaria podemos comprobar que todas las personas creen; creen en algo y creen en muchas cosas; hasta podría decirse que hay gente demasiado crédula. Incluso quienes se dicen ateos, en realidad, “creen en otra cosa”. El hombre necesita creencias y las busca de diferentes maneras, muchas veces, equivocadas. Se debe a que tenemos una necesidad innata, “una sed espiritual”  que no entendemos, algo que nos mueve a buscar lo espiritual. Hay un vacío innegable. Lo reconozcamos o no, allí está.
 
Somos seres que necesitan llenar ese vacío que nos dejó la ausencia de Dios, cuando nos alejamos de Él. Sólo puede llenarlo la presencia de Dios. El alma anhela al Creador: fuimos creados para vivir en relación con Él. Y Dios ya proveyó todo lo necesario para que podamos conocerlo y tener una relación muy especial con Él: de Padre a hijo. 
 
En la historia encontramos diversos líderes religiosos. Muchos consideran a Jesús uno de ellos, pero, sólo Jesús pudo decir con toda autoridad: “El que cree en mí, tiene vida eterna” (Juan 6:47). Porque Él es infinitamente más que un "histórico líder religioso": Él es el Hijo de Dios. 
 
Dios envió a Jesús para salvarnos de nuestro pecado que nos mantenía apartados de Él. Por la fe en Jesús somos perdonados, reconciliados. Solamente nos pide que creamos en Él.

¿Creés en Jesús? ¿Creés en el Hijo de Dios? Es una decisión personal. Cuando creemos en Él comprobamos que esa fue la mejor decisión de toda nuestra vida. Y la más trascendental.
 
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16)