Créditos:
Imagen: Rembrandt-"Christ in the Storm on the Lake of Galilee"
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Imagen: Rembrandt-"Christ in the Storm on the Lake of Galilee"
Pensaba en eso y recordé que muchas veces se nos cuestiona nuestro afán de hablar de Dios, de Jesús y de la Biblia. Simplemente, no se han dado cuenta de que el pecado y sus efectos constituyen una pandemia mayor en el corazón del hombre... y suele pasar desapercibida. El pecado es como una enfermedad espiritual que aleja de Dios y te sume en la desesperanza. Te ofrece placeres pasajeros para quitarte los mejores deleites que podés disfrutar aquí y por la eternidad. Pero, Dios mismo nos ha dado la salida: envió a Jesús para rescatarnos y liberarnos del poder del pecado y de la muerte. Sólo pide que reconozcamos que necesitamos ayuda, y confiemos en Él.
Por eso, sería un crimen que, teniendo la solución para el pecado y sus consecuencias, no lo compartiéramos con la humanidad.
Compartimos lo que hemos recibido de Dios: Jesús vino a darnos vida y vida eterna.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. (Juan 3:16).
Comprobalo por vos mismo.