lunes, 13 de octubre de 2014

Virtual o real

De alguna manera todos somos un poco individualistas; unos más que otros. El problema aparece cuando esa característica domina y controla todas las demás. Eso puede afectar muchas de las cosas buenas. Una de las mejores cosas que nos brinda la vida, el compañerismo y la amistad, pueden ser socavadas por un fuerte temperamento individualista.  Aunque la sociedad actual es muy individualista y competitiva, tenemos elección. Ese individualismo creciente, junto con el uso inapropiado de la tecnología, puede aislarnos, esclavizarnos y hacernos, en cierta manera, "menos humanos". Se ha comprobado que los niños que crecen dependiendo de dispositivos en vez de crecer en contacto con el mundo natural y “real” tienden a ser menos sociables, más introvertidos, menos tolerantes a la frustración y menos capaces de sentir empatía. Recordemos que tenemos la capacidad de decidir lo mejor para nosotros y para nuestros hijos. Somos personas con voluntad y libre decisión, con sentimientos y emociones, con valores y moral. No perdamos esa oportunidad de que crezcan sanos a la vez que sacan lo mejor de los avances tecnológicos. Una cosa no quita la otra. Pueden ser compatibles en su justa medida. El desarrollo humano adecuado requiere contacto humano, relaciones humanas, entorno humano, esparcimiento con humanos. Contacto humano. No por medio de video llamadas o programas especiales. Contacto real y no virtual. Necesitamos del otro y el otro necesita de nosotros. 

La amistad y el compañerismo, la familia… es “invento de Dios”, porque Él busca siempre nuestro bien y sabe lo que es mejor. Nos ama de tal manera que nos cuida y nos protege incluso de nosotros mismos. Dios hace progresar la ciencia y a la vez nos da sabiduría para lidiar con sus efectos y consecuencias.