Cuando pensamos en la
vida consideramos que eso es lo más importante. ¡Y, sin duda que lo es! Sin
embargo, por sobre todo lo importante está lo trascendente. Todos anhelamos
disfrutar una vida larga, fructífera, dichosa, una vida que valga la pena
vivir. Pero, ¿sabías que hay Alguien que quiere darnos eso y mucho más? ¿Mejor
que una vida larga y exitosa? Sí. Algo que sobrepasa la rutina, la
supervivencia o la existencia sin propósito. Algo que trasciende nuestro
tiempo.
Dios, el Creador de
todo lo que existe, quiere darnos una vida que nunca se acabe, una vida
eterna, vida para siempre. Él la preparó como un regalo para todo aquel que la
quiera recibir. Puede ser tuyo, hoy.
¿Te
parece
demasiado? ¿Demasiado bueno, demasiado fácil? Pero es real. Dios es bueno
y quiere que todos puedan recibirlo. Por eso, es tan fácil que un
niño lo puede recibir, como quien recibe un regalo. Todos sin excepción
pueden
recibir lo que Dios preparó. Todo ser humano, de toda raza, de toda
edad, de
todo estrato social, de toda condición. Nadie es tan joven ni tan
grande, ni
tan rico ni tan pobre, ni tan bueno, ni tan malo, ni tan erudito ni tan
ignorante, ni tan brillante ni tan torpe, que no pueda recibir el regalo
de
Dios.
Si lo querés, podés recibirlo. Es para vos. ¿Cómo lo recibimos? Es
gratis; sólo
tenés que aceptarlo, por la fe. Dios da esta vida eterna a los que creen
que Jesús es el Hijo de Dios, que vino y murió por nosotros y resucitó.
Si
aceptás a Jesús en tu corazón como tu Salvador y Señor, creyendo lo que
Él dice, serás salvo. Dijo Jesús: "El que cree en mí, tiene vida
eterna".
Dios es bueno. Dios
quiere darnos algo más que la vida: Vida abundante con Él aquí en la tierra, y,
después, la vida eterna.