lunes, 13 de septiembre de 2021

Diálogos

"Estás aquí, como siempre, mientras navego en el mar de palabras buscando describirte mejor. Estás aquí mientras intento decir cómo sos. Mientras escribo y vuelvo a escribir, aquí estás. Y sé que esta certeza de que estás conmigo no es una mera idea: es tu promesa. La promesa que vivo y la que viven millones de millones de personas en el mundo hoy. Los que te amamos, los que te creemos, los que te hemos recibido, sabemos que estás con nosotros, como lo prometiste. Así. En silencio, a veces; hablándonos, otras.

El diálogo a diario: Mi voz. Tu palabra.

Me pregunto cómo transmitir que sos tan real, tan bueno. Y recuerdo tus palabras: "Deciles que les amo y que nunca los dejaré". Quisiera contarles tantas cosas. Pero, a este mundo que escucha estridencias, creo que le cuesta escuchar tu voz.

Pienso, entonces, que quizás escuchen esta voz callada; esta voz escrita, que es tan sólo eco, sólo un débil eco, de tu gran amor.  Que alguien hoy te encuentre y su vida cambie para siempre. Que hasta las palabras formen ese puente hacia el Camino que conduce a vos. Que puedan escucharte, que puedan entregarte su vida entera y darse cuenta que conocerte es posible.

Y sabrán, entonces, que no hay palabras que sean tan sublimes para describirte tal cual como sos. No existen palabras para describirte. Apenas reflejan todo lo magnífico y todo lo excelso que sos, mi Señor y Dios.

Tu anhelo es que escuchen. Quisiera que vean que es fácil hallarte, que vos no estás lejos, que Jesús ya vino, y que hizo posible encontrarte, si tan sólo te buscamos de todo corazón.

Sé que muchos miles no saben de vos. Por eso te pido, te pido otra vez, que tu voz recorra el mundo entero, diciéndole a todos que hay esperanza y oportunidad; que sos bueno y justo, que sos el Salvador. Sos el Dios que acepta. El que no abandona. El Dios que nos ama. El único Dios."

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