Dios ha diseñado nuestra vida, propósitos
que solo nosotras podemos cumplir. Es una verdad impactante el hecho de que la mujer tiene, así como el hombre, una
misión dada por Dios. Y esto no significa simplemente acompañar al hombre,
complementar el ministerio del hombre, y ayudar al hombre para que cumpla su
llamado. Eso está bien, y es así en muchísimos casos. No obstante, hay un
diseño, un plan, una misión, un proyecto
ideado por Dios y no por hombres. Ese proyecto de vida que tenemos que
cumplir de manera individual y como mujeres de Dios. Esto no significa de
ninguna manera adoptar posturas del sistema mundano para competir y dividir; no
olvidemos quiénes somos y qué Espíritu tenemos.
Cuando hablamos del proyecto
ideado por Dios nos referimos a la obra de Dios para este tiempo: hombres y
mujeres cumpliendo su llamado en comunión, en armonía, fortaleciendo a la Iglesia viéndonos unos a
otros con “una mirada diferente”:
tal como Dios nos ve. Cuando podemos vernos así ¡se acaban “los vestigios de
feminismo y de machismo”, de competencias y luchas por poderes, de discusiones
vanas, irreales, y sin provecho!
La
Biblia nos habla claramente acerca de la gracia soberana de
Dios que usa a hombres y mujeres- por igual- para llevar gloria a nuestro
Dios. Decidámonos a obedecer a Dios, cuando Él nos llama; que nada impida
que Él obre en nosotras su voluntad. Esa voluntad “buena, agradable, y
perfecta”.
¡Somos portadoras de buenas noticias! Mujeres
fuertes en vasos frágiles. El Espíritu de Dios que nos hizo hijas de Dios, que
nos capacita para Dios, hace de nosotras portadoras de su amor y su
verdad. Y eso, ¡es muchísimo más de lo que podemos imaginar!"
No hay comentarios:
Publicar un comentario