¿Te
acordás de "Las escondidas"? En el juego, todos los participantes
se esconden y uno de ellos los busca, tratando de ganar, descubriendo
su escondite uno por uno. No es fácil. Pero, sí es fácil encontrar "a
quien quiere ser hallado": el tal, se asoma, se hace ver.
Muchas
personas piensan que Dios está lejos, o que se esconde, o que es difícil
conocerlo y saber de Él. Pero, ¡Dios quiere ser hallado! Él no se
esconde. Todo aquel que quiera conocerlo, lo conocerá; quien quiera, de
corazón, hallarlo, lo encontrará. Porque Dios también así lo quiere. Él
envió a Jesús para lmostrarnos el camino.
Quizás
parezca, como algunos dicen, que no necesitamos a Dios, que podemos
vivir "sin él". Pero, en realidad, todos tenemos una necesidad del alma
que sólo Dios puede satisfacer: Conocer a Dios. Admítanla o no, allí
está. En forma de vacío, insatisfacción, falta de propósito. Incluso en
la opulencia, existe un sentido de "¿esto es todo en la vida, no hay
algo más?" Porque nuestra alma lo necesita. Esa necesidad de Dios sólo
la puede suplir Dios mismo; ninguna otra cosa. Ni logros, ni bienes
materiales, ni personas, ni falsa espiritualidad, ni ritos religiosos.
Solamente Dios aquieta el alma con la paz y la plenitud que anhela.
Y
vos, ¿ya conocés a Dios? Dios nos ha dicho: "Si me buscan de todo
corazón, podrán encontrarme" (Jeremías 29:13, NTV). ¿Cómo lo busco? Hablando
con Él, abiertamente, contándole lo que pienso, lo que busco, lo
que quiero. Diciéndole que quiero conocer la verdad sobre Él, sinceramente.
Te aseguro que te sorprenderás y verás que Dios es real, que
Dios es bueno. Sabrás que Dios te estaba esperando para hablarte y para
darte una vida nueva y mucho más de lo que imaginás.
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