El tiempo es un regalo precioso que recibimos de Dios todos los días. No lo pensamos así muy a menudo, pero así es. Hay responsabilidades y deberes; también tiempo de descanso y esparcimiento, imprescindible para poder cumplir con dichas responsabilidades, mantenerse sano y disfrutar de todo lo bueno. Algunos consejitos que podrían ser de ayuda para sacar el mayor provecho de nuestro tiempo:
- Al empezar la jornada, hacé una lista de cosas que debés hacer durante el día, estableciendo prioridades.
- Una vez al mes, consultá la lista de objetivos que te propusiste al principio de año,y revisala si es necesario.
- Concentrá tus esfuerzos en una sola cosa a la vez.
- Cuando te cueste hacer algo, simplemente decí: "Debo hacerlo ahora mismo y no puedo dejarlo para más tarde ". Y manos a la obra.
- Tomate un descanso como recompensa especial cada vez que realices una tarea importante.
- Utilizá tu tiempo sabiamente mientras esperás: Lee, relajate, orá, pensá tranquilo, sin sentirte presionado.
- No desperdicies tu tiempo lamentándote de los fracasos o sintiéndote culpable por las cosas que no has hecho.
- Acostumbrate a respirar hondo y pausado y a expirar con lentitud. Es muy saludable.
- Delegá responsabilidades en otros. Utilizá la ayuda de especialistas para problemas especiales.
- No olvides nunca que " Un trabajo dificil es la acumulación de tareas fáciles que no se hicieron en el momento oportuno ".
En definitiva, podemos decidir cómo usar nuestro tiempo. Pidamos sabiduría a Dios y el equilibrio necesario para hacer de la vida, una hermosa aventura de fe y confianza en Dios.