sábado, 28 de noviembre de 2020
Lo encontrarás
miércoles, 25 de noviembre de 2020
Confiemos
En estos tiempos quizás resulta más fácil que el temor nos intimide. Quisiéramos que todo fuera "como antes", como antes de la pandemia. Pero, tenemos la riqueza de la vida. Tenemos oportunidad. Tenemos futuro. Extrañamos encontrarnos con amigos y matear con un solo mate. Reunirnos a tomar café. Caminar por las plazas respirando hondo. Darnos un abrazo fuerte. Salir sin tapabocas. Pensamos si recuperaremos todo eso. Pensamos en las complicaciones que surgieron. Pero estamos vivos, y no es poca cosa.
Para algunas personas la pandemia trajo soledad. Lo descubrieron al estar en casa. Al estar solos o sentirse solos en familia. Dios es real y lo ve todo. Nunca estás solo: Dios está con vos. Podés hablarle de tu soledad, de tus temores; de esas crisis que surgieron en casa, de tus anhelos y hasta de tus necesidades materiales. Él quiere ayudarte.
Él quiere ayudarnos. A todos. Por eso, volvamos nuestros corazones a Dios. Hagámoslo parte importante de nuestra vida. Podremos superar todo temor, toda carencia. Sanará nuestras vidas, la familia. Volveremos a disfrutar lo bueno como nunca y seremos transformados otra vez. Dios tiene planes que no imaginamos. Confiemos en Él. Él no ha cambiado: sigue amándonos de la misma manera.
"Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos" (Hebreos 13:8).
jueves, 12 de noviembre de 2020
"No lo merezco"
En este mundo de hoy puede ser difícil creer que alguien nos dé algo y nos haga bien sin pedir nada a cambio; sin merecerlo. La experiencia de siglos nos marcó: nos parece que hay que hacer algo para recibir algo; que debemos "ganarnos" todo. Sin embargo, Dios nos enseña algo revolucionario: "el favor inmerecido", la gracia, el recibir algo bueno sin hacer nada a cambio. Nos enseña a recibir.jueves, 5 de noviembre de 2020
Hay esperanza

Una de las cosas que más abate el alma es la desesperanza, el pensar que no hay salida, o posibilidad de cambio. Si las cosas parecen no ir bien, no te desesperes. Porque ciertamente hay esperanza. Hay posibilidad de que las cosas cambien. Hay una salida.
Lo sé. Porque Dios, el Creador de todo, se llama “Dios de esperanza”. En él podemos confiar. Él no falla jamás.
No sólo renovará tu esperanza sino que, además, te devolverá la alegría y la paz. Dios ha prometido que todo
resultará para bien. Él es nuestro Dios. Él es nuestra paz. Él es nuestra esperanza.
Si creés en Dios, si te acercás a Él, te darás cuenta de cuánto te ama. Te darás cuenta de que Él siempre estuvo cerca de vos. Si hablás con Él, lo sabrás sin lugar a dudas.
“Que el Dios de la esperanza los llene de toda alegría y paz
a ustedes que creen en él, para que rebosen de esperanza por el poder del
Espíritu Santo.” (Romanos 15:13, NVI) 

