Es fácil amar a la gente buena, a los amigos, a los que nos hacen bien en alguna manera. Pero, es difícil amar a quienes nos hacen mal. Solemos amar a quienes nos aman. Sin embargo, Dios no hace esa diferencia: Nos ama a todos tal como somos. Él ama a todos los seres humanos por igual. Nos mira y nos ama así como estamos. Pero, quiere transformar nuestro corazón y nuestra vida. Quiere hacernos nuevas personas, íntegras. Dios no tolera lo malo, pero nos ama y quiere librarnos de esa tendencia al mal que tenemos arraigada.
Hablá con Dios, así como sos, así como estás. Si querés recibir esa vida nueva, sólo tenés que confiar en Dios y creerle. Él es bueno. Él no miente jamás. Él promete darnos una vida fructífera y con propósito y una vida eterna. Todos podemos recibirla. Todo el que cree que Jesús es el Hijo de Dios y que Dios lo envió para rescatarnos del mal, puede recibir ese regalo.
¿Has hecho mal? Pedile perdón por lo malo ¡y elegí lo bueno! Pedile
a Jesús que sea tu Salvador y Señor. Él nos da el poder para hacer el bien. ¡Verás la diferencia! Él nos hace una nueva persona, capaz
de vivir llena de alegría y paz. No hay nadie perfecto que nunca haga
algo malo, o nunca se equivoque. Todos
necesitamos el amor de Dios que nos perdona. Todos necesitamos su perdón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario