domingo, 15 de marzo de 2020

Llena tu boca de risa

Por supuesto, en ocasiones perdemos la sonrisa. Las dificultades pueden llegar a ser abrumadoras. Nos sentimos agobiados, y quizás no vislumbramos salida alguna. Entonces es cuando debemos enfocarnos en una consoladora verdad: eso pasará, no durará para siempre. 

Quizás, incluso necesitemos tomarnos un descanso para pensar mejor: puede consistir en una siesta, un pasatiempo, una película, una charla. Ese tiempo en que nos concentramos en otra actividad hará posible que nuestras ideas se organicen mejor. Compartir con alguien cercano, buscar consejo, puede ser útil, pero la ayuda de Dios es la ayuda infalible. 

¿Por qué dejamos para último momento el pedir ayuda a Dios? Porque queremos resolver todo por nosotros mismos. No esperemos a estar sobrecogidos por la preocupación y la ansiedad; hablemos con Él, sin dudar, prontamente. No esperemos al punto de desgastarnos o enfermarnos. Dios está dispuesto a socorrernos siempre. Tenemos la posiblidad de acudir a Él, como hijos, por medio de la oración. Podemos hablar con Dios y recibir de Él la sabiduría, la paz y el consuelo que necesitamos. Más aún: Él quiere vernos bien, con buen ánimo, con confianza, con alegría.

Para Dios no hay nada que sea insignificante, ni demasiado difícil Confiemos. Él nos ayudará y nos devolverá la alegría, incluso en medio de esos avatares de la vida.

"Aún llenará tu boca de risa y tus labios de júbilo" (Job 8:21)

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