Entre riscos y peñascos,
En la aridez yerma del desierto vasto,
Su amor me acompaña
De igual manera.
Pienso que se ha ido,
Pero Su Palabra resuena en mi oído:
Él está conmigo,
Aunque no lo vea.
¡Alma mía reposa!
Deja la tristeza.
Alégrate y goza.
Él no te abandona.
No te desalientes
Porque Él te hace fuerte.
Sus ojos te cuidan.
Su poder vigila.
Y aunque haya desierto,
Él sigue en el yermo.
Camina y te abraza
Porque Dios te ama.
No temas a nada.
Él guarda tu alma.
Si acaso el desierto
Surge inesperado,
Tenlo por seguro,
Te alzará en sus brazos
Otra vez.
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