martes, 18 de octubre de 2022

Regreso

Ciertamente, y sin generalizar, los seres humanos somos proclives a juzgar o sentenciar conductas, inclinados a una actitud "justiciera"; tanto, que en ocasiones cuesta ser empáticos y compasivos. El perdón no nos surge espontáneamente. Quizás producto de la experiencia o según los modelos con los que crecimos, se diluye un poco esa actitud de olvidar enseguida la ofensa, como solíamos hacerlo en la niñez. Nos molestábamos con alguien y, después de unos minutos, reíamos juntos sin recordar lo que pasó. ¡Bendita y tierna espontaneidad!

Cuando crecemos, analizamos las razones, causas y consecuencias de la ofensa recibida y eso sólo logra preservar el recuerdo en la mente por más tiempo, con el riesgo de convertirse en algún rencor solapado.

Dios se revela al ser humano como un Dios perdonador, justo y compasivo. Nos dejó por escrito su palabra para ser cada día más como Él es. Jesús, el Hijo de Dios, vino, murió y resucitó para darnos el perdón y vida eterna. Para que podamos reconciliarnos con Dios y tener paz con Él, pero también para aprender a perdonar como Él nos perdona. 

Para que eso sea posible, nos invita a volver a confiar como niños, a recibir el amor y el perdón de Dios. Nos invita a creer y recibir a Jesús por la fe en nuestro corazón. Y a todos los que lo recibimos, nos da el derecho de ser hijos de Dios, con un nuevo corazón y una nueva naturaleza.

Hay un regreso necesario. Podemos regresar, podemos volver a Dios cada vez que el pecado nos aleje. El pecado, los malos pensamientos y acciones nos alejan de Dios, pero, como hijos, podemos regresar a nuestro Padre y recibir perdón... La única condición es arrepentirnos para seguir creciendo y seguir esa transformación diaria.

Él es fiel, Él es bueno y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. Él es poderoso para darnos un corazón perdonador como el suyo; para hacernos personas justas y amar a la gente como Él nos ama. 

Por eso, si estás lejos de Dios, no lo dudes: podés regresar a Él con confianza. ¡Él te espera con perdón y con su abrazo siempre!

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