viernes, 10 de enero de 2020

Me regalaste el Cielo

Vivo confiada en su amor. ¿Cómo no hacerlo? Mi confianza ha crecido desde la primera vez que conversamos. Me acerqué de a poco. No sabía entonces lo que ahora sé. Me cuestionaba si sería cierto lo que había oído, lo que escuchaba, lo que leía, lo que decían. Hasta que un día lo decidí: Ya no andaría entre dudas. Yo quería conocerlo y conocer la verdad. Sólo me había pedido que confiara.  ¡Dios sólo pide que confiemos! Que le creamos.

Le dije sin tapujos: "Quiero saber la verdad. ¿Dónde estás? ¿Quién tiene razón?" Nos encontramos un día inolvidable. Me acerqué sin dudarlo, confiando como un niño, con muchas preguntas y mucha determinación. Conversamos. Me habló del Padre. Me contó su misión... Le dije "Creo, Jesús. Yo te creo y te recibo",  y Él transformó mi vida y mi destino ¡en un instante! Me contó que murió por mí en la cruz y resucitó ¡para regalarme el Cielo! 

Vive en mi corazón desde ese día. Me hizo hija de Dios y me dio vida eterna. Lo conocí personalmente, y decidí creer en Él y en su Palabra. Su gran amor me cautivó para siempre. ¿Cómo no amar al Dios que me ama tanto? Él es el único camino, la verdad absoluta y la vida verdadera.

Te lo cuento, porque experimenté que Dios es real y que no miente. Entendí, de alguna manera, que su amor es real y es eterno.

Si con sinceridad querés saberlo, podés comprobarlo. ¡Te asombrarás! Él es nuestro Dios y, si queremos, será también nuestro mejor Amigo. Vos también podés hablarle y acercarte. Y vivirás confiado en Él. Ya lo verás.


No hay comentarios:

Publicar un comentario