Algunas personas aseguran que Dios no existe. Que no hay nada después de la
muerte. Que morimos y dejamos de ser conscientes, simplemente “desaparecemos”, “dejamos
de ser”. Ahora bien. Si tuvieran razón, no perderían nada por no haber creído
en Dios. Pero, si estuvieran equivocados, perderían todo. Todo lo
bueno que Dios preparó para los que le creen y lo aman. Perderían una vida
eterna que Dios quiso regalarles. Perderían el Cielo. Y, tristemente, lo lamentarían por
siempre.
¿Estás dispuesto a arriesgar tanto? ¿En serio? ¿Y perderte lo mejor? No vale la pena guiarte por lo que digan los demás o por la filosofía que esté de moda. ¡Hay demasiado en juego! Antes de decidirte a no creer en Dios, buscá vos mismo cuál es la verdad. Él no rechaza a nadie que realmente quiera conocerlo.
Dios existe. ¡Dios es bueno! Su bondad y su poder son infinitos. Verás que el Creador de todo ¡no es aburrido en absoluto!
No te pierdas lo mejor, ¡todo lo maravilloso que Dios te ofrece! Dios es real. Lo podés comprobar: comprobalo por vos mismo.
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