miércoles, 16 de marzo de 2022

Yo te responderé

Necesitamos ser escuchados. Todos. Escuchar implica más que oír o asentir o acompañar con un monosílabo o una muletilla. Saber escuchar es algo que se aprende, se ejercita y se perfecciona y finalmente constituye una virtud. Cuando todo va bien o cuando las cosas no andan nada bien, en todo tiempo, necesitamos ser escuchados. Esa necesidad innata es vital para el desarrollo y para la salud. Sin embargo, la descuidamos demasiado en este siglo "hipertecnológico".

Ese escuchar de manera deliberada y atenta genera mucho bien. Incluso las dificultades parecen disminuir su impacto cuando compartimos verbalmente lo que implican. En ocasiones, quizás no podamos hacer mucho más que eso -escuchar- pero el hecho en sí constituye una ayuda.

Más aún, hay Alguien que siempre tiene la solución a tiempo, la ayuda y el socorro.  Él nos promete: "Clama a mí, y yo te responderé" y su respuesta siempre es más de lo que esperamos. Él es Dios, el Dios todopoderoso. 

Dios es un Dios que escucha y responde. Está interesado en todo lo que vivimos. Le importamos tanto que anhela escucharnos todos los días. Dispuso todas las cosas para nuestro bien, aquí y ahora y también en el futuro para siempre. 

Dios, nuestro Creador, quiere ser, además, Padre nuestro. Por eso envió a Jesús, para que todo aquel que crea en Él pueda ser hecho hijo de Dios. La única condición es creer en Él y creerle a Él.

Jesús vivió, murió y resucitó para darnos acceso al Padre, para darnos vida verdadera. ¡Hizo posible una maraviloosa relación con Dios! Por Jesús podemos ser hijos del Padre Perfecto. Tenemos la posibilidad de hablar con Él y de escucharlo, siempre.

¿Ya disfrutás del hablar con Dios? ¿Conversás con Él y lo escuchás como a un Amigo? Él mismo lo hizo posible porque nos ama infinitamente.Sus promesas son para todo aquel que le crea y lo ame. Experimentalo por vos mismo.

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