"¡¿Amigos?!... ¿Dijiste 'Amigos', Jesús, no te equivocaste de palabra?" No se equivocó: Jesús, el Hijo de Dios, nos considera sus amigos, cuando amamos a Dios y vivimos como agrada a Dios.
"Amigos de fierro", "amigos del alma", "amigos en las buenas y en las malas", "amigos para siempre"... Jesús es todo eso, pero infinitamente más que eso. Tan real, tan presente, tan poderoso y tan leal.
Si todavía no lo conocés de manera personal, que en este Día del Amigo puedas hablarle y decirle: "Jesús, quiero conocerte, quiero ser tu amigo, quiero que vos seas mi Amigo, como lo prometiste. Te recibo en mi vida y recibo el amor de Dios. Recibo ese perdón que ganaste en la cruz para mí y que me hace hijo de Dios. ¡Quiero que seas mi Amigo!"
Comprobalo por vos mismo. ¡Nada en este mundo se le puede comparar! Y ¡Feliz Día del Amigo!
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