sábado, 4 de febrero de 2023

Hablando de fe

Muchas veces se cuestiona la fe, se la menoscaba, se la desplaza como algo ilógico o incluso como un "signo de debilidad". Pareciera ser que "eso de la fe" es para débiles, necesitados o iletrados. Aun así, vemos a diario manifestaciones de "fe" en cosas tan poco razonables como los fetiches, muertos, horóscopos, etc., ya sea una actriz, un psicólogo, una docente, un periodista o un político. Las personas buscan en qué depositar la confianza en su necesidad de lo eterno. 

El mundo de hoy ofrece caminos diversos en esa búsqueda humana de algo más trascendente. Dios no nos pide una fe enorme, ciega e irracional. Por el contrario. Nos invita a creerle mediante una decisión voluntaria y nos concede una fe sobrenatural cuando decidimos confiar en Él y en su Palabra. Nos presenta "el camino", dejando en claro que no hay otros caminos alternativos para llegar a Él. El camino es Jesús, quien dijo: "Yo soy el camino y la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí". Se requiere de una fe pequeña, creyendo con sinceridad de corazón en Jesús, confiando en la bondad de Dios, este Dios único y verdadero que nos ama. Eso, tan simple quizás para las mentes de pensamiento complejo, revoluciona nuestra existencia y transforma nuestro ser entero. Creer en Dios y confiar en Él.

Se requiere una fe como la de los niños, que no se enreda en complejidades infructuosas. Una confianza como la de ellos. Los niños creen con sencillez asombrosa, por eso Dios los puso como ejemplo. Dijo Jesús: "El que cree en mí tiene vida eterna". Te invito a aceptar esa invitación de Jesús a creerle. Ese es el comienzo de lo mejor.


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