miércoles, 7 de junio de 2023

Tesoro perdido

Hay quienes viajan a países lejanos, escalan montes, se exponen a inclemencias y peligros, a ritos, a lo que sea, para encontrar ese tesoro perdido. Se busca la paz como un tesoro. Realmente, la paz es el tesoro perdido más buscado en todas las generaciones. Se la busca en muchas cosas, en el bienestar, en el dinero, en el adormecimiento de la mente y de los sentidos, en técnicas de respiración o en los mantras; en la cadencia de los movimientos o en el vacío de la huida mental, en los Himalayas, en el Tíbet. ¿Dónde se va la paz que hay que salir a buscarla, desesperados? ¿Y por qué?

La buscamos con desesperación porque la necesitamos. Sabemos que existe esa paz, la que perdimos como humanidad en los caminos iniciales de la historia. La que trae gozo y plenitud. La paz que el Creador nos había dado. La necesitamos.

No fuimos creados para esa incertidumbre y ese vacío caótico que implica la falta de paz. Esa no era nuestra naturaleza ni nuestro propósito. Perdimos la paz cuando nos alejamos de Dios. Cuando lo negamos o simplemente no creemos en Él, no hay paz. Sin Él la paz se esfuma como el humo en el viento, porque ÉL ES NUESTRA PAZ. 

El único que puede darnos la paz tan anhelada ¡promete dárnosla! Lo hizo posible por medio de su Hijo, Jesús. ¿Por qué no acudir a Él? Jesús nos dice: "La paz les dejo, mi paz les doy". Podemos recibirla, creyendo en Él. Es una promesa para todo aquel que crea en Él. Así. Sin escalar ningún monte ni visitar ningún monasterio porque no hay nada ni nadie fuera de Él que pueda darnos esa invaluable y preciosa paz. 

Que no se turbe tu corazón ni tenga miedo, porque Jesús vino para darnos la paz que perdimos.

Podés recibir a Jesús en tu vida, aceptarlo, creerle. A todos los que le recibieron, a los que creen en Él nos ha dado el derecho de ser hijos de Dios. Y como hijos de Dios, ¡volvemos a disfrutar de esa paz tan preciada que nos llena de alegría y de vida!

La paz que Jesús nos da es la verdadera paz. La paz que permanece en toda circunstancia. La paz que nos da seguridad, esperanza firme y vida eterna.

¿Has estado buscando paz sin hallarla realmente? Vení a Jesús y hablá con Él. Y entonces vas a disfrutar de la paz incomparable de Dios en tu vida, esa paz que sobrepasa todo entendimiento.



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