jueves, 30 de julio de 2020

Tiempos

Los tiempos cambian. Las estaciones del año me lo recuerdan: Las cosas se suceden, cambian y vuelven a cambiar en un ciclo predeterminado, cuya perfección maravilla. La profusión de incontables detalles que encontramos en cada estación, también es fascinante. Dios, que es Perfecto, todo lo hizo perfecto y hermoso. Él no está ajeno a los cambios que suceden en el mundo. Aunque parezca que el ser humano lo decide todo, porque Dios nos ha dado libertad para tomar todas nuestras decisiones, Él tiene el control. Él interviene. Y un día todos rendiremos cuenta por nuestros actos.

El mismo Dios que  preparó la perfección de la naturaleza preparó, de antemano, un plan maravilloso para nuestras vidas. Sólo que, en este caso, nosotros elegimos. Dios no nos obligará a nada. Nos enseña, nos guía, nos habla y nos ayuda. Nos indica el mejor camino. Pero cada uno de nosotros debe tomar la decisión libremente.
 
Si elegimos el camino que Él preparó y dejamos que Él nos dirija podremos, entonces, entrar en la perfección de Su voluntad. Eso significa que podremos "cumplir" los planes que Él proyectó para nosotros, el propósito de nuestra vida. 
Cuando aceptamos a Jesús como nuestro Salvador y Señor, Él comienza a guiarnos en ese plan especial que tiene para cada uno y cumple Su voluntad, que es "buena, agradable y perfecta". Eso llena de satisfacción el alma: cumpliremos el propósito por el cual nacimos. Es posible. Dios ya lo ha hecho posible por medio de Jesús. Basta con creerlo, con confiar en Dios y obedecer Su guía, Su Palabra. 
 
Dios hace todo para nuestro bien porque su bondad es infinita. No podemos siquiera imaginar lo bueno que Él es.  Él sabe qué es lo mejor, y cuál es la mejor manera, siempre. Podemos confiar en Dios. Confiamos inconscientemente, porque sabemos que así será, que después del invierno vendrá la primavera, y después el verano, y después el otoño. Sin lugar a dudas, el mismo Dios que cuida las estaciones del año, cuida aun más nuestras vidas. Todo tiene su tiempo. Si no conocés a Dios, quizás este sea el tiempo de que lo conozcas como nunca antes. Te asombrará y comprobarás su gran amor.

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