La seguridad de sus promesas, me devuelve la tranquilidad siempre.
La obra de Jesús en la cruz, ¡me da una seguridad inefable!
La compañía del Dios que me ama anula las inseguridades de mi alma.
La infinitud del poder de Dios me da seguridad eterna.
No tengo el control de todo, pero, Él sí.
Soy vulnerable, pero Él es Omnipotente. Soy débil, pero Él es Todopoderoso.
Mi estado de ánimo puede variar, pero mi Dios no cambia. Él es siempre fiel.
Es lógico sentir preocupación, ansiedades o temor. Pero no permitamos que nos acorralen y nos quiten la alegría. Acudamos a Dios. Nadie nos ama como Él. Nadie tiene el poder para cuidarnos como Él.
Nuestro futuro está guardado, cuidado y preparado por Él. Mediante la fe en Jesucristo, el futuro feliz y eterno es nuestro. Dios los dice, y eso es suficiente para mí.
¿Ya tenés esa certeza en tu vida? Absolutamente y sin lugar a dudas, podemos descansar en la seguridad de sus promesas.
Mientras preparo el té, sonrío. En medio de tanta incertidumbre, Dios sigue alegrando mi alma. Él es incomparable. Él es nuestra paz.
Dios es bueno. Si creés en Él, si confiás en Él, ya verás que así es. Lo sabrás.
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