
El amor vence. Lo recuerdo en invierno, cuando el paisaje parece despojado de todo, trastocado, invadido de frío, de nieve, de vientos y relámpagos. Tiene su encanto aunque, visualmente, es un cambio absoluto. Menos luz, colores apagados, otras sensaciones. Pero, aun eso, siempre me recuerda que el amor vence. ¡Qué lindas y emotivas son esas historias del amor que permanece frente a todos los obstáculos! Las historias reales, lo son más. Requieren perseverancia, esfuerzo, sacrificio, resiliencia y perdón. El amor verdadero incluye todas esas características. Aunque hoy en día se llama "amor" a muchas cosas, incluso a relaciones erróneas, nocivas y dañinas, lo cierto es que el amor verdadero nunca deja de ser. El amor no se extingue. El amor no hace mal al otro.

Por eso, este invierno deseo que te encuentres con el Amor de Dios, que todo lo transforma y que todo lo puede. "Yo he venido para que tengan vida", dijo Jesús. Dios es bueno. Comprobalo por vos mismo.
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