miércoles, 8 de junio de 2022

Nos vio perdidos

Nos mira con compasión. Nos mira todo el tiempo. Su amor es genuino. Nos conoce como nadie más. Quiere ser parte de nuestros días. Nos vio perdidos, y no quiso dejarnos a la deriva. Envió a alguien para rescatarnos: envió a Jesús. Vino a mostrarnos el camino de regreso. Él mismo vino a ayudarnos para que comprendamos que Dios nos ama y nos ama tanto que envió a su propio Hijo, para que todo aquel que cree en Él no se pierda, sino que tenga una nueva vida.

Nos vio perdidos, absortos en nuestro propio mundo sin salida. Vio que nos alejamos de Él, vio el sufrimiento y la angustia de una humanidad herida por el mal. Y Dios, que sigue amándonos, envió a Jesús para salvarnos.

Busquemos a Dios. Él está cerca siempre. Si lo buscamos, descubriremos que siempre ha estado junto a nosotros. Entenderemos que nunca apartó su mirada, que jamás estamos solos.

Pidamos su ayuda: con Dios, nuestra existencia se transforma en una vida llena de victorias, porque Él nos garantiza el triunfo en cada dificultad y lucha  que se nos presente. 

Podemos conocer a Dios porque Él mismo lo hizo posible. Quitó todo obstáculo para que podamos tener una relación Padre-hijo con Él. Jesús hizo posible la amistad con Dios. Podemos ser amigos. ¡De tal manera nos ama Dios!

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