¿De dónde sacamos ese amor tan noble, tan fuerte, tan puro? No fue la supuesta y ficticia evolución. No fue el resultado del azar ni de complejos procesos en el ADN de nuestros ancestros. El amor proviene de Dios. Nos referimos a ese amor tan noble que se diferencia totalmente de lo que muchos denominan "amor" pero que sólo es un conjunto de pasiones humanas, usualmenrte egocéntricas: El verdadero amor, que proviene de Dios, es puro. Dios es amor. Es la palabra que mejor lo define. Más aún, Dios mismo se reveló de esa manera.
Dios nos dejó la medida más alta de amor: Él dio a su Hijo Jesús para salvarnos del mal y del pecado. Jesús sufrió la cruz, murió y resucitó por amor a nosotros. ¿Lo sabías? Es que, se quedó en la cruz hasta morir porque era la única manera de salvarnos. Se quedó y murió... aunque tenía todo el poder y la autoridad para quitarse los clavos y bajar de esa cruz. Sin embargo, su sacrificio nos abrió el camino al Cielo, nos permitió volver al abrazo de nuestro Creador. Él hizo posible que seamos hijos de Dios, y Dios sea nuestro Padre. El Bueno, el Mejor, el Perfecto, al que, como padres, debemos imitar.
Y, además, ¡regala ese amor incomparable a todo el que quiera recibirlo! Para amar así, como Él nos ama.
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