martes, 15 de noviembre de 2022

La búsqueda

Cuando, ocasionalmente, se me pierde algo importante dentro de mi casa o en la oficina, "paro mi mundo",... paro todo, y me convierto en una especie de robot metódico, incansable, programado para encontrar indefectiblemente "eso". Lo busco meticulosamente, a conciencia, con toda mi capacidad de análisis, memoria y lógica, con todos mis sentidos, con toda mi fuerza, ¡porque urge encontrarlo! ¡porque es importante para mí! Seguro que a vos te ha pasado también...

Muchas veces sólo depende de la importancia que le damos al objeto en cuestión. ¿Qué valor le damos a la paz, a nuestra vida interior, a la felicidad o a la plenitud? Llega un momento en la vida de todos que afrontamos un dilema interno. Inquirimos en busca de sentido para nuestra vida. La razón es que fuimos creados con un sentido trascendente, con un propósito mayor que una existencia  corta y terrena. 
 
"Tenemos un vacío con forma de Dios", dijo alguien, aludiendo a que solamente Dios lo puede llenar de manera completa y perfecta. Hasta que lo hallemos no estaremos satisfechos ni plenos ni totalmente felices... sin importar lo mucho que poseemos o "nuestro buen pasar". Nada de eso puede llenar ese vacío: sólo Dios. 
 
¡Dios quiere ser hallado! Si lo buscamos de corazón, lo encontraremos, porque Él está cerca, no está lejos. Dijo Jesús: "Vengan a mí..." y también: "...al que a mí viene, no lo rechazo". 
Cuando encontramos a Jesús y lo recibimos en nuestra vida, hallamos esa plenitud incomparable y esa paz que no se puede describir con palabras. 

Si todavía no lo has hecho, te invito a buscar a Jesús. Tu vida cambiará para siempre. Te lo aseguro...pero, mejor aún, ¡comprobalo por vos mismo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario