lunes, 7 de noviembre de 2022

Laberintos

Hoy en día, y a pesar de un supuesto auge del ateísmo y del humanismo, hay una creciente búsqueda de “espiritualidad”. El materialismo ha saturado a muchos hasta el hartazgo y la banalidad ha acrecentado sus vacíos en vez de llenarlos. Esa búsqueda de algo más, de algo que perdure y dé sentido a la vida, en ocasiones lleva a internarse en diferentes caminos, algunos, incluso llenos de peligros. Podemos extraviarnos fácilmente en muchos laberintos si nos equivocamos de camino. Pero Dios, el Creador, dejó su mensaje para todas las generaciones, de manera clara y evidente. 

Dios mismo nos muestra el Camino para encontrarlo y evitar esos laberintos de oscuridad. Dijo Jesús: "Yo soy el camino y la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí" (Juan 14:6, La Biblia). Él nos ha revelado su amor y sus planes, con instrucciones claras para que podamos recibir esa plenitud que Él preparó de antemano. Nos ama tanto Dios, que envió a Jesús, su Hijo, el Camino que nos lleva a Él, para darnos acceso a la vida eterna. Sólo pide que le creamos y confiemos en Él. Que dejemos el pecado y volvamos a Él.

Debemos elegir. Todos debemos afrontar en algún momento esa decisión; es inevitable y necesaria. Todos necesitamos saber que, aunque somos mortales, nuestra vida trasciende. No acaba al dejar este mundo. Tenemos un alma inmortal, la esencia de nuestra persona, que sigue viva por siempre. Fuimos creados inmortales por Dios. El pecado del primer ser humano dejó, como una de las muchas secuelas, la muerte: al morir el cuerpo vuelve al polvo. Pero nuestra existencia eterna continúa. 

Por eso, recibamos lo que Dios nos ofrece gratuitamente por amor. Recibamos por la fe a Jesús.

No hay comentarios:

Publicar un comentario