jueves, 15 de diciembre de 2022

Rescatados

Naufragios, gente perdida en una gran ciudad, sin rumbo, extraviados en el bosque, en la montaña, en el desierto; gente que se equivocó de camino y terminó en un lugar totalmente diferente al que esperaba. Seguramente hemos visto ficciones al respecto y hechos verídicos también. Podemos entender lo que implica estar perdido, solo o acompañado, a merced de la naturaleza, a la intemperie, sin recursos, sin brújula, necesitados y en peligros.

Así nos vio Dios, el Creador. Dios, es perfecto, pleno y no necesita nada, pero aun así, por amor a nosotros, preparó la manera de que volviéramos a Él. Conocerlo es la necesidad suprema de nuestra vida. Ha preparado cosas maravillosas para los que le aman, no porque Él nos necesite sino porque nosotros lo necesitamos desesperadamente. Quizás no somos tan conscientes de eso pero nuestra alma anhela el Cielo. Dios mismo nos mostró el camino. El Cielo es un lugar real, un lugar indescriptiblemente bello, nuestro Hogar.

¿Te has puesto a pensar cuánto nos ama Dios? Puso en nosotros esa sed de conocerlo para que lo busquemos como el sediento busca el agua, hasta encontrarla. Y envió a su propio Hijo, a Jesús, a rescatarnos, a mostrarnos el camino y la manera de volver a esa realción personal con Dios.

¿Conocés a Jesús? ¿Ya encontraste el camino al Cielo?

Conocer a Jesús, hacerlo parte de tu vida, aceptarlo en tu corazón, con todo tu corazón es una experiencia única que jamás olvidaremos. ¡Verás que estupendo es sentir la paz que Dios nos da, la paz de los Rescatados por el Salvador! 

Dale... no lo dudes. ¡Comprobalo por vos mismo!

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