viernes, 30 de diciembre de 2022

Los Vencedores

Llegamos a un fin de año lleno de festejos mundiales. "Hola, mundo: ¡somos campeones!" 

De manera increíble, este triunfo ha logrado traer una alegrìa inusitada y necesaria a todos, una actitud de unión y de amor a la patria y a su gente. Es un campeonato de fútbol, sí; pero las implicancias han sido bienvenidas, recibidas y celebradas con la argentinidad a flor de piel, con solidaridad, emoción y efusividad inusuales.

Mientras celebrábamos nos sorprendió el fin de año, y nos dimos cuenta de lo bueno que ha sido terminarlo así, a pesar de todo lo demás. Venimos con el envión del festejo, destilando entusiasmo y ganas y seguimos dando gracias a Dios: por este gran final y por la nueva aventura que nos depara el 2023 también. Y confiamos en Él.

¿Será que Dios ha estado en todo eso? ¿Será que estuvo pendiente de esos días de "sufrimiento masivo" en que la esperanza luchaba contra viento y marea para que la "Scaloneta" trajera la Copa? ¿Será que el Creador se humilla a mirar a este mundo que persigue la alegría como ellos los goles? 

Sólo sé que Dios nos ama. Sólo sé que Él nos dijo: "Yo voy a estar con ustedes todos los días hasta el fin del mundo". Sólo sé que Él creó la alegría, el regocijo, el júbilo, la algarabía. Sólo sé que se deleita en hacernos bien... Y que comparte la alegría de nuestras metas terrenales aunque tiene propósitos sublimes y más altos.

Al terminar este año y comenzar el nuevo, recordemos que el Dios verdadero nos ama, que le importamos, que se alegra con nuestro bien. Y, ante todo, quiere hacer de cada uno de nosotros esos campeones de la fe, esos vencedores, que vencen cada día con el bien al mal. 

Porque Dios nos ama tanto que envió a Jesús, su Hijo, para salvarnos de nuestra propia maldad y hacernos "más que vencedores".

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