viernes, 6 de agosto de 2021

Vencedores

A menudo se describe al amor como algo débil, como si fuera fácil de manipular o de vencer. Como si dependiera de algo o alguien para existir. Nada más lejos de la realidad. ¿Será que quien más ama es más débil? De ninguna manera. 

En este mundo de hoy podemos ver actitudes que evidencian alguna forma de maldad o de soberbia. Pareciera ser que quienes se exhiben de esa manera, son más fuertes. Desafían todo y a todos mostrando una inusual osadía. No obstante, la fuerza no reside en eso. La arrogancia es hedonismo latente, egocentrismo en acción. No hay fortaleza en eso: simple debilidad. Sólo el que ama puede ser más fuerte.

Sólo el que ama mucho daría su vida por alguien más. Jesús lo hizo. Lo mostró con sus hechos. Él dio su vida en la cruz por nosotros, para que no tengamos que morir eternamente. Resucitó para mostrarnos a Dios y el camino hacia Él. Jesús mismo nos dejó ejemplo del amor que vence.

Somos renuentes, de manera innata, a hacer sacrificios por los demás. Sin embargo, cuando amamos, el amor nos hace más fácil ayudar a otros. Nuestra naturaleza es egoísta, sí. Por eso necesitamos un nuevo corazón, uno espiritual, que proviene de Dios.

Él nos da la oportunidad de elegir cómo vivir. Podemos escoger, por la fe, el camino del bien y del amor que es fuerte. De modo tal, que ya no seremos humanos débiles y egocéntricos sino hijos de Dios, los vencedores: 
"A todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios" (Juan 1:12, La Biblia). ¿Recibiste a Jesús? ¿Creés en su nombre? 
Dios te ama. Dios es bueno. Podés comprobarlo por vos mismo.

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