domingo, 1 de agosto de 2021

Transformados

Hay una transformación disponible para todos, gratuitamente. Tan rotunda que afecta todo el ser, toda nuestra vida y nuestro destino. Torna nuestra existencia en una vida significativa que trascenderá el tiempo. Si nunca lo experimentaste, hoy puede ser el día.

Dios es el único que puede hacerlo, y lo hace de manera evidente. Íbamos camino a la muerte, lejos de Dios, pero Él hizo posible que nuestro destino cambie.

Ese cambio interior se recibe creyendo en Jesús, reconociendo nuestra condición y necesidad. Es una experiencia tan radical que Jesús lo llamó "nacer de nuevo": Se nos concede una nueva naturaleza, "nacemos de nuevo". Tenemos un nuevo corazón y nueva vida. Somos hechos hijos de Dios, nuevas personas, para vivir como tales. Dios no hará desaparecer los problemas, pero nos da sabiduría para resolverlos. No nos evitará todos los momentos difíciles, pero nos acompaña y los convierte en oportunidades únicas. 

Esa transformación nos trae paz verdadera, indubitable. Se hace realidad de una manera contundente cuando depositamos nuestra fe en Jesús. Y percibimos claramente que es una paz celestial.

Sólo entonces conocemos el gozo de Dios, que se origina en Él, no en las circunstancias. Notamos que lo que nos sucede no determina nuestro gozo. La presencia de Dios con nosotros es la fuente de esa profunda alegría.

Tenemos vida eterna: desde que aceptamos a Jesús como nuestro Salvador y Señor, esa vida es nuestra. Ya la tenemos, porque es una promesa de Dios. Esta verdad impactante nos da una seguridad que desconocíamos hasta ahora. El Cielo es nuestro hogar para siempre. Dijo Jesús: "El que cree en mí, tiene vida eterna".

Si vos lo aceptás, lo podés comprobar.

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